13. PRIMERO DE CRÓNICAS

Introducción 

De qué trata: Originalmente, los dos libros de Crónicas formaban un solo rollo. De algún modo, en ellos se reinterpretan los acontecimientos de los tiempos de los reyes, que aparecen en los libros de Samuel y Reyes. El cronista tuvo el propósito de demostrar que los escritos del pasado transmitían un mensaje «vivo» para su propio tiempo y provee reflexiones teológicas sobre los hechos narrados. Escogió sus textos y le dio más importancia a la historia de la salvación, con David como el rey ideal, y su linaje como el linaje del mesías venidero.  

Autor: Anónimo. La tradición judeocristiana lo atribuye a Esdras. Sin embargo, no puede darse una identificación exacta del autor, por eso suele hablarse de él como «el cronista». 

Fecha de escritura: No se conoce la fecha precisa, pero se sabe que 2 Cr 36.20 hace referencia al reino de Persia, de modo que el libro no puede ser anterior a 539 a.C.; por otro lado, documentos extrabíblicos de mediados del siglo II a.C. mencionan el libro de Crónicas. Todo ello permite afirmar que Crónicas pudo haberse escrito entre 539 y 150 a.C.  

Período que abarca: Narra los acontecimientos ya registrados en 1 Samuel y 1 Reyes, pero con una nueva perspectiva teológica, pues sus lectores originales eran el pueblo que había regresado del cautiverio en Babilonia.  

Ubicación dentro de la historia universal: En el siglo IX el imperio asirio consolidó su poder político y militar. El régimen de Asurnasirpal II fue célebre por su tortura hacia los enemigos sometidos, a quienes empalaba o desollaba, según consta en sus Anales. Las ciudades costeras Biblos, Sidón y Tiro se rindieron ante Asiria. 

Por otra parte, en Egipto reinaba la dinastía XXII, que fijó su capital administrativa en Menfis y, según Eusebio de Cesarea, se mantuvo en el trono por un total de 49 años, repartidos en tres reyes: Sesonquis, Osorcón y Tacelotis; aunque otros escritores antiguos hablan de nueve reyes de esta dinastía y 120 años en el trono. 

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