Introducción
De qué se trata: Fue escrita para fortalecer la fe y la esperanza de los creyentes, y para alertarlos contra las doctrinas erróneas y actitudes destructivas que se estaban infiltrando en la iglesia, ante las cuales el mejor remedio es el conocimiento pleno (1.12,15); pues algunos inmorales y codiciosos tergiversaban el mensaje de la Escritura, en particular, la doctrina de la justificación (3.16).
Autor: Se presenta como «Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo» (1.1), testigo de la transfiguración del Señor (1.16-18) y autor de una carta anterior (3.1), lo cual lleva a pensar que alude a 1 Pedro, y por lo tanto a identificarlo con el apóstol.
Fecha de escritura: No hay datos al respecto, pero los estudiosos más conservadores piensan que fue escrita entre los años 67 y 68, posiblemente en Roma donde, de acuerdo con la tradición, Pedro padeció el martirio, y la carta dice que su fin está cerca (1.14-15).
Período que abarca: Si la carta data de la década del 60, es contemporánea del emperador Nerón.
Ubicación en la historia universal: Las relaciones entre los judíos y el imperio romano siempre fueron tensas, y esto, no solo por la presión económica a la que Roma sometía a sus provincias, sino también por cuestiones religiosas, en particular, el culto al emperador. La situación se agravó en el 66 d.C. cuando se produjo un ataque contra la comunidad judía en Cesarea Marítima y las autoridades romanas decidieron no castigar a los responsables. Esto llevó a una revuelta que luego se convirtió en guerra. Finalmente terminó con la toma de Jerusalén bajo las tropas del general Tito en el año 70, quienes no solamente destruyeron la ciudad sino que también redujeron a escombros el templo.