23. PRIMERA JUAN 

Introducción

De qué se trata: Estrictamente hablando, no es una carta, pues no presenta remitente, destinatarios ni saludos, constituyentes formales de toda carta. Se trata, más bien, de un tratado de doctrina y consejos prácticos para la vida cristiana. El propósito del escrito está claro en 5.13: «Les he escrito estas cosas a ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna»; el autor alerta una y otra vez en cuanto a doctrinas y enseñanzas falsas que estaban introduciendo en la iglesia algunos (a quienes llama «anticristos» 2.18) que niegan la divinidad de Jesucristo.

Autor: Anónimo. Tradicionalmente se ha atribuido a Juan, el «discípulo a quien Jesús amaba», por su similitud temática y lexical con el evangelio del mismo nombre.

Fecha de escritura: La ausencia de toda referencia al autor dificulta la datación; sin embargo, la tradición ha supuesto que fue escrita alrededor del año 90, desde Éfeso.

Período que abarca: En el año 1947 d.C. se produjo el gran hallazgo de los manuscritos de Qumrán, gracias a los cuales se pudo establecer la similitud de los escritos de Juan con los de aquella comunidad mística judía de tiempos de Jesús. Esto fue muy importante, porque dio por tierra con la hipótesis que sostenía que el trasfondo de Juan era helenista y que estaba influenciado por la filosofía griega.

Ubicación en la historia universal: Hacia el año 70, después de la caída de Jerusalén en manos del general Tito, se produjo una gran migración de judíos a la provincia romana de Asia, y para el tiempo de esta carta, la década del 90 del primer siglo, gobernaba el emperador Domiciano, célebre por las persecuciones a los cristianos.

A fines del primer siglo, la iglesia ya contaba con creyentes de segunda y hasta tercera generación, es decir, hijos e incluso nietos de los primeros cristianos. Muchos de ellos eran creyentes nominales, que se habían acostumbrado a una vida religiosa, más que a una búsqueda espiritual sincera y profunda.

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