Abel, la fe que Dios desea

Abel, la fe que Dios desea

Serie: Personajes de la Biblia

Génesis 4.2-10:

Después volvió a tener otro hijo, que se llamó Abel. Caín se dedicó a cultivar la tierra, mientras que Abel fue pastor de ovejas. Pasó el tiempo, y un día Caín le presentó a Dios una ofrenda de los frutos que cultivaba. Por su parte, Abel escogió las primeras crías más gordas de sus ovejas, y se las llevó a Dios como ofrenda. Dios recibió con mucho agrado la ofrenda de Abel, pero no recibió con el mismo gusto la ofrenda de Caín. Esto le molestó mucho a Caín, y en su cara se le veía lo enojado que estaba. Entonces Dios le preguntó a Caín:«¿Por qué estás tan triste y enojado? Si haces lo correcto, siempre te aceptaré con agrado, pero si haces lo malo, el pecado está listo para atacarte como un león. ¡No te dejes dominar por él!» Un día, Caín invitó a su hermano. Cuando llegaron al campo, Caín golpeó a su hermano y lo mató. Más tarde, Dios le preguntó a Caín:—¿Dónde está tu hermano? Y Caín le respondió:—No lo sé. ¡No tengo por qué cuidarlo! Entonces Dios le dijo:—¿Por qué has matado a tu hermano? ¡Desde la tierra la sangre de tu hermano pide venganza! ¡Esto no puede dejarse sin castigo!

Hebreos 11.4:

Abel confió en Dios, y por eso le ofreció un sacrificio mejor que el de Caín. Por eso Dios consideró que Abel era justo, y aceptó sus ofrendas. Y aunque Abel ya está muerto, todavía podemos aprender mucho de la confianza que él tuvo en Dios…

El nombre «Génesis» es una transliteración de la palabra griega que significa «fuente», «origen», que es el título dado al libro en la Septuaginta. El término hebreo es «beresit», que significa «en el principio», la primera palabra del libro. Ambos términos son adecuados, pues Génesis relata el principio de todo, especialmente aquello que se vincula con la fe bíblica. En cuanto a contenido, el libro se divide claramente en dos secciones: los capítulos 1-11, la historia primitiva, y los capítulos 12-50, la historia patriarcal.​

Génesis 1-11 constituye una introducción a la historia de la salvación, pues presenta el origen del mundo, la humanidad y el pecado. Genesis 12-50 presenta el origen de la historia de la redención, en la elección por parte de Dios de los patriarcas y la promesa pactada de darles tierra y posteridad. En tal sentido, Génesis es un libro completo en sí mismo.

Según la estructura literaria, el libro se divide en diez secciones. La clave de esta forma externa es la «fórmula de toledot» (toledot es una palabra hebrea que introduce genealogías o relatos, los dos medios utilizados por el Génesis para determinar quién forma parte y quién no del pueblo elegido): «Estos son (esta es) los descendientes (la historia) de …».

El autor del libro entreteje en el relato cuatro temas principales, a menudo con un esquema recurrente: en primer término, la naturaleza y las consecuencias de que Dios sea el Creador; en segundo término, la profunda gravedad del pecado; en tercer término, la forma en que el juicio de Dios responde al pecado humano en cada circunstancia; en cuarto término, la presencia asombrosa de su gracia sustentadora, a pesar de todo.

El escritor del libro señala los personajes que le interesan para su esquema histórico, que prepara la historia de Israel, que a su vez es presentada como «historia de salvación» para la humanidad.

Hemos de tener en cuenta, pues, que la historia es fragmentaria y que el autor sagrado no pretende dar una lección completa de historia primitiva, sino recoger las tradiciones relativas a personajes que constituyen los primeros jalones de la historia de la salvación. Nos hallamos en plena prehistoria y, por tanto, las tradiciones históricas están diluidas en una masa nebulosa no pocas veces legendaria.
Así, el libro presenta a los dos primeros hijos de Adán como encarnando los dos modos de vida de su época: la agrícola y la pastoril. De hecho, sabemos que la agricultura no aparece en la prehistoria hasta los tiempos del neolítico (8000-4000 a.C.), pues en los tiempos paleolíticos el hombre vivía de la caza.

El autor sagrado hace notar que las ofrendas de Caín, hechas a base de productos agrícolas, no agradaron al Señor, mientras que la ofrenda de los ganados de Abel fue de sumo agrado a Dios. No declara por qué una ofrenda fue grata a Dios y la otra no, y cómo manifestó su benevolencia especial hacia Abel.

Sin duda que Caín, al ver la prosperidad de los ganados de su hermano y compararla con la penuria de sus productos, sintió la envidia en su corazón, que se declaró en el amargor y tristeza reflejada en su rostro, actitud que le llevó a perpetrar el primer homicidio. En este proceso, Dios le habló al corazón. Notamos un hermoso coloquio íntimo de Dios con Caín, invitándole a cambiar de sentimientos y a no dejarse llevar de pensamientos siniestros criminales.

Las palabras puestas en boca de Dios por el escritor sagrado, expresan sentimientos de benevolencia y comprensión para con el hombre abatido, y reflejan la lucha psicológica de la tentación en un ánimo especialmente preparado para caer. El texto sagrado dice: Entonces Dios le preguntó a Caín: «¿Por qué estás tan triste y enojado? Si haces lo correcto, siempre te aceptaré con agrado, pero si haces lo malo, el pecado está listo para atacarte como un león. ¡No te dejes dominar por él!» (v. 6-7). Pero Caín no quiso oír la voz de Dios, reflejada en la de su conciencia, que le prevenía contra el pecado o crimen, y se decide por lo peor. Llama a su hermano para salir juntos al campo (v. 8).

Caín perpetró el terrible crimen. Es el primer homicidio de la historia y Dios no puede ahora dejar impune tal acción y por eso pide cuentas al propio Caín. Hay una sentencia divina al respecto (véase Gn 9.6).
Debido a su fe, los sacrificios de Abel son superiores a los de Caín y son aceptados por Dios. Fue declarado justo (Heb 11.4) y por su fe sigue hablando después de la muerte, no con gritos de venganza, sino con súplicas de intercesión (Heb 12.24).

Los cristianos de hoy en día tenemos el ejemplo y desafío de la fe de Abel: para actuar, hacer la voluntad de Dios y perseverar en la prueba.

BIBLIOGRAFÍA

  • Alberto Colunga y Maximiliano García Cordero, PROFESORES DE SALAMANCA, BIBLIA COMENTADA, Tomo I, PENTATEUCO, Madrid, 1967.
  • William Sanford Lasor, David Allan Hubbard, Federico WM Bush, PANORAMA DEL ANTIGUO TESTAMENTO, Nueva Creación, Buenos Aires, 1995.
  • Enrique Nardoni, Comentario Bíblico Latinoamericano, COMENTARIOS AL NUEVO TESTAMENTO, Carta a los Hebreos, Editorial Verbo Divino, 2003.

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