El amor nos mueve, nos levanta y nos conduce por lugares donde jamás pensamos estar.
Por Martha Baquero de González
Las mujeres desde niñas estamos buscando ser amadas, respetadas y protegidas porque es nuestra esencia. Y dentro de ese sueño nace el profundo deseo de ser madres.
Madres ejecutivas, madres cabeza de hogar, madres biológicas, madres adoptivas, madres de multitudes, simplemente madres. Es un honor y un privilegio que como mujeres El Señor nos haya llamado a ser madres.
Madres que, sin ser profesionales, terminan siendo mujeres expertas en muchas áreas, donde jamás nadie les enseñó, madres profesionales apasionadas por hacer grandes cambios, que son conscientes que su trabajo y equilibrio no les pertenece, se lo deben a Dios porque humanamente es imposible lograrlo.
“Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.” Salmo 139:13
Madres que médicamente han sido diagnosticadas con esterilidad y que milagrosamente logran concebir y tener un hijo. ¡Madres creadas por Dios!
¿Madres o líderes?
Tal vez estamos hablando de lo mismo porque toda madre es una líder que se reinventa cada día para ser mejor, saca fuerzas de donde no tiene, para enfrentar la batalla de cada día, sonríe cuando solo quiere llorar y guarda silencio cuando quiere gritar.
Madres llenas de amor y bondad, madres creativas y trabajadoras, madres que bendicen a sus hijos cada mañana y les repiten una y otra vez que nacieron para triunfar.
“Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo.” Isaías 66:13
Madres que sueñan que su labor tendrá un gran fruto y no se detienen ante las dificultades.
¡Madres inspiradas por Dios!
Saber que detrás de cada esfuerzo que hacemos diariamente, tiene una recompensa, el cual es el amor de esas personitas que nos inspiran cada día a luchar, nos hace felices a las madres. Y aun en los días en que no nos sentimos amadas, respetadas ni protegidas, cuando pensamos que somos torpes, hemos fallado y no hemos hecho lo correcto porque definitivamente no nacimos para ser madres, está nuestro Padre Celestial esperándonos con Su infinito amor, respeto y protección, dispuesto a hacer lo que sea necesario para hacernos sonreír, consentirnos, abrazarnos y decirnos que ha valido la pena todo nuestro esfuerzo. Tenemos su promesa, jamás nos abandonará y cueste lo que cueste siempre nos apoyará y nos ayudará para que al final del camino obtengamos la victoria porque somos madres, pero también sus hijas.
¡Madres Hijas de Dios!
Nuestro Padre Celestial nos ama, nos respeta y nos protege.
“La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.” Proverbios 31:30
Él se siente muy orgulloso de nosotras sus hijas amadas y de nuestra labor como madres.
¡Felicitaciones mamá, Eres la mejor!
Martha Baquero de González. Abogada profesional egresada de la Universidad del Rosario, Colombia. Máster en Administración de negocios, con principios cristianos basados en La Palabra de Dios (MBA) Regent University. Escritora y Columnista. @marthabaquerog
Publicado originalmente en el sitio web de la Sociedad Bíblica Colombiana.
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