Hace unos años la guerrilla haitiana 400 Mawozo secuestró a 17 personas en Croix-des-Bouquets. Los secuestrados, cinco de ellos niños, son misioneros de ministerios cristianos de ayuda de CAM (Misión a América Central).
Las declaraciones públicas de CAM, e incluso los pedidos de oración de las familias de los cautivos, han desbordado de amor y perdón por los secuestradores. A primera vista, esto suena un poco chocante. Los secuestradores no han soltado a la mayoría de los cautivos (recientemente liberaron a dos niños), no obstante los que ruegan a Dios para que traiga de vuelta a sus seres queridos también desean extender la gracia sobre los secuestradores.
Donald B. Kraybill y Steven M. Nolt explican tres elementos distintivos de la tradición anabaptista de CAM que nos da algunas pistas: orar por los secuestradores, no resistencia ante la adversidad y compromiso a perdonar.
Los anabaptistas toman muy en serio las palabras de Jesús cuando dijo que debemos hacer bien a quienes nos odian. Y ellos enseñan su postura a sus hijos desde muy temprano en sus vidas, que se refleja en la oración de un niño de tres años, refiriéndose a los secuestradores, que oró diciendo: «que la gente mala se convierta en buena».
La volatilidad de nuestros tiempos no se presta para amar a nuestros enemigos. Pero, inspirándonos en las Escrituras y en el testimonio de la historia cristiana, así como hacen los anabaptistas, podemos orientar nuestros corazones hacia amar a nuestros enemigos de una manera que refleje el amor de Jesús por el mundo perdido. Y al hacer eso, podemos unirnos al Espíritu Santo que urge a nuestros hijos a rechazar la revancha y abrazar la esperanza de que Dios puede llenar los corazones más oscuros con la luz de su gracia.