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Arqueología de la época del Antiguo Testamento — Parte 2

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Períodos arqueológicos

Tal como vimos en la sección sobre «métodos de excavación», el arqueólogo del mundo de la Biblia busca, en primer lugar, como su punto de partida, un tell o montículo. Los diferentes estratos que nos revela ese montículo vienen a ser, en términos generales, la indicación de los períodos arqueológicos medidos, como es de esperarse, por el lapso de años que duraron. En el caso del tiempo del Antiguo Testamento, hablamos de años transcurridos «antes de la era cristiana».

Por Edesio Sánchez Cetina  

La nomenclatura usada para hablar de los períodos arqueológicos está directamente relacionada con el principal material utilizado para la fabricación de herramientas, armas y todo tipo de recipiente de uso cotidiano en el hogar: piedra, bronce y hierro.

Edad de piedra

1.1 Paleolítico (1200000—18000)
1.2 Mesolítico (18000—8000)
1.3 Neolítico (8000—4200)

1.3.1 Neolítico precerámico    (8000—6000)
1.3.2 Neolítico cerámico(6000—4200)

1.4 Calcolítico (4200—3300)

Edad de bronce

2.1 Bronce antiguo (3200-2200)
2.2 Bronce medio (2200-1550)
2.3 Bronce tardío (1550-1200)

Edad de hierro

3.1 Hierro antiguo (1200-900)
3.2 Hierro tardío (900-587)

Para poder entender de manera menos abstracta la nomenclatura y por qué los arqueólogos hablan de estos períodos o edades, vamos a concentrar el estudio en un solo tell o montículo que «narra» la historia arqueológica de una de las ciudades más importantes de Palestina; se trata de Meguido. Las investigaciones arqueológicas muestran que esta ciudad ya existía como asentamiento humano a partir del neolítico. Meguido se encuentra ubicada en el valle de Jezreel o planicie de Esdrelón, muy cerca del monte Carmelo, en el territorio de la tribu de Manasés.  El montículo es conocido como «Tel Meguido» o «Tell el-Muteselim». Tiene de altura unos treinta metros y de superficie unos 300 x 230 m. Como la mayoría de los montículos de la zona, el de Meguido tiene en sus inmediaciones dos fuentes de agua. Además de estas importantes fuentes de agua, Meguido estaba rodeado por un extenso valle muy fértil, y cerca pasaba una vía de comercio internacional. Es por demás decir que Meguido fue una de las ciudades más importantes del territorio israelita.

Las primeras excavaciones de Meguido fueron realizadas por «La Sociedad alemana para el estudio de Palestina». Gottlieb Shumacher fue quien dirigió las excavaciones (1903-1905 d.C.). En 1925, el «Instituto oriental de la Universidad de Chicago» siguió con el proyecto de excavación bajo la dirección de J. H. Breasted. El proyecto del Instituto tuvo como objetivo principal dejar a la vista toda una capa habitada, por medio de la excavación horizontal, hasta agotar todos los niveles o estratos. La falta de relación vertical, importante en la arqueología, trajo muchos problemas en la interpretación de los descubrimientos. De 1925 a 1927 las excavaciones estuvieron a cargo de Clarence S. Fisher. De 1927 a 1934 el director fue P. L. O. Guy; y de 1934 a 1939 la dirección estuvo a cargo de Gordon Loud. La Segunda Guerra Mundial frenó el proyecto, y solo se pudo retomar al inicio de la década de los 60’s. Yigael Yadín, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén fue quien continuó con las excavaciones desde 1960 hasta 1972; y en 1974 Avraham Eitan, de la misma Universidad, se hizo cargo del trabajo.  En 1992 se inició un proyecto de estudio sistemático del montículo. El trabajo fue realizado bajo la dirección de Israel Finkelstein, David Ussishkin y Baruch Halpern; los dos primeros de la Universidad de Telaviv, y Halpern de la Universidad Estatal de Pensilvania.

Arqueologia del AT II

La siguiente lista muestra, en forma cronológica, los diferentes estratos, el período arqueológico al que pertenecen (todos son a.C.), los años que duraron esos períodos y algunos datos de importancia:

Estratos 20-19 Neolítico cerámico  a Bronce antiguo (6000-2950)

Estratos 18-15 Bronce antiguo (2950-2200)

Estrato 14 Bronce antiguo (2200-2000)  Tumbas cavadas

Estratos 13-12 Bronce medio (2000-1800)

Estratos 11-10 Bronce medio (1800-1550)

Estratos 10-7 Bronce tardío (1550-1130)

Estratos 6 Hierro antiguo (1130-1000)

Estratos 5-4b Hierro antiguo (1000-930). Reinados de David y Salomón

Estrato 4a Hierro tardío (930-734). Monarquía dividida

Estratos 3-2 Hierro tardío (734-600). Imperio asirio

Estrato 1Babilonia y Persia (600-332). Conquistada por Alejandro

Estratos 20-19

En el estrato 20, perteneciente al neolítico cerámico, se encontraron ruinas de paredes, pisos, pozos y fogones de piedra y ladrillo. Se encontraron también dientes de hoz y fragmentos de cerámica.  En el mismo estrato, pero perteneciente a los períodos Calcolítico y Bronce antiguo se muestra una cerámica de engobe rojo y negro bien bruñida. En lo que se refiere a edificaciones, se encontraron dos edificios rectangulares con esquinas redondeadas. En el estrato 19, en pleno Bronce antiguo, se encontró un doble templo con dos habitaciones anchas, y frente a ellas plataformas o altares. Ese fue el primer templo construido en Meguido, y sobre él se construyeron otros pertenecientes a períodos sucesivos. En este período, Meguido es un asentamiento no fortificado.

Estratos 18-14

En el estrato 18 aparece ya, perteneciente al Bronce temprano, una muralla de unos 4 a 5 m. de ancho y de unos 4 m. de alto (en el estrato 17 la muralla muestra una ampliación de 8 metros de ancho).   Esa muralla no rodeaba todo el asentamiento, por lo que al parecer no era muralla de protección contra ataques, sino muro de contención para sostener el edificio que se había construido cerca de la ladera. Al estrato 17, también del Bronce temprano, pertenece el altar redondo de ocho metros de diámetro y 1.5 metros de alto. Siete gradas llevan a la parte superior del altar. El altar fue cercado con una pared, y allí se encontraron gran cantidad de huesos y cerámica. El estrato 15 muestra la construcción de tres templos. El que está adyacente al altar circular se construyó primero. Los otros dos siguen la misma estructura del primero. Estos templos fueron dedicados, al parecer, a tres deidades diferentes. En el estrato 14, siempre en el Bronce antiguo, el asentamiento humano muestra un descenso. A estos estratos pertenecen también una gran cantidad de entierros o sepulturas. La cerámica es característica del norte de Siria: gris bruñida.

Estratos 13-10

A estos estratos pertenece lo que se conoce como «ciudad cananea», es decir el período en que Meguido pertenece al tiempo y cultura propiamente cananea. Estamos en pleno período del Bronce medio. En esta época, Meguido es una centro urbano fortificado, es decir, una «ciudad-estado». Esta ciudad cananea persistió sin interrupción hasta su destrucción en el estrato 7, ya en pleno período del Bronce tardío. Nos referimos a una gran cantidad de años: del siglo XXI a.C. al siglo XII a.C. Durante todo este tiempo, se muestra una clara influencia egipcia. En efecto, para el Imperio egipcio, el dominio sobre Meguido era clave para asegurar su hegemonía en todo Canaán.

En este período se inició la construcción del «sistema de muros» de unas tres paredes que le dieron el tremendo espesor que tuvo la muralla. En el Bronce medio también se construyó una acrópolis real; esto y la presencia de tres tumbas de piedra muestran que en la ciudad-estado de Meguido existió una bien establecida clase noble. El área de las construcciones religiosas, donde está el altar y el primer templo, siguió en servicio durante este período. A este período también pertenecen varias construcciones de uso doméstico, cuyos ocupantes pertenecían, sin duda, a una clase social elevada. La cerámica propia de la época también aparece en grandes cantidades: adornadas con bandas de color rojo y negro.

Estratos 9-7

Estos estratos coinciden con el período de Bronce tardío. Seguimos con lo que se conoce como «la ciudad cananea de Meguido». Al final de este tiempo se marca la destrucción de la ciudad cananea en manos de los egipcios; concretamente, del faraón Tutmosis III. Egipto acababa de expulsar a los Hicsos, dinastía de origen semítico que reinó sobre Egipto por largo tiempo. Varios especialistas señalan que esa época coincide con la llegada de José al gobierno de Egipto y gran parte del tiempo que los israelitas se establecieron en esa nación. La conquista egipcia de Meguido debió de haber ocurrido más o menos en 1479 a.C. Sobre la campaña militar, véanse Pritchard (205-214) y Matthews-Benjamin (134-136). De los anales de los triunfos de Tutmosis III, esculpidos en los muros del templo de Karnak, se extracta lo que sigue (Pritchard: 212-213):

[Lista del botín que el ejército de su majestad tomó en la ciudad de Megiddo]

340 prisioneros vivos, y 83 manos; 2041 caballos, 191 burros, 6 garañones y… potros; 1 carro de guerra de oro labrado, con cuerpo de otro perteneciente a aquel enemigo… y 829 carros pertenecientes a su perverso ejército —total: 924; 1 bella cota de malla de bronce perteneciente a aquel enemigo… y 200 armaduras [de cuero] pertenecientes a su perverso ejército; 502 arcos; y 7 postes de madera de meru ataraceados con plata, de la tienda de aquel enemigo… El ejército de su majestad tomó [ganado]: 387…; 1929 vacas, 2000 cabras y 20 500 ovejas.

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Estratos 9-8

Los estratos 9-8 revelan el evento de la conquista, pero no manifiestan destrucción masiva de la ciudad. Esto va de acuerdo con los anales que no mencionan destrucción alguna de Meguido. En la época del faraón Amenehotep IV (1391-1353 a.C.), unas ocho cartas escritas en grafía cuneiforme, y procedentes de Amarna, expresan la lealtad del gobernante de Meguido, Biridiya, e informan de los ataques de Labaya, gobernante de Siquem, cuya intención era apoderarse de la ciudad de Meguido. La carta número 244 dice así (Pritchard: 312):

Al rey, mi señor y mi dios Sol, dice: Así Biridiya, el leal siervo del rey. A los dos pies del rey, mi señor y mi dios Sol, siete veces y siete veces caigo. Sepa el rey que desde que los arqueros regresaron (¿a Egipto?), Labaya lleva a cabo hostilidades contra mí, y que no podemos trasquilar la lana, y que no podemos pasar de la puerta en presencia de Labayu, desde que supo que no has dado arqueros; y ahora su rostro se dispone a tomar Megiddo, pero el rey protegerá su ciudad para que Labayu no se apodere de ella. En verdad, la ciudad es destruida por la muerte a consecuencia de pestilencia y enfermedad.  Conceda el rey cien tropas de guarnición para guardar la ciudad, a fin de que Labayu no la tome. Intenta destruir Megiddo.

Al final del período del Bronce tardío, correspondiente al estrato 7, Meguido sigue firmemente bajo el poder de Egipto en tiempos del faraón Ramsés II. En esta época, el palacio real ya no ocupa el centro de la ciudad, sino que se encuentra en su parte norte. Además del palacio, el mapa del Meguido cananita muestra cuatro edificios superpuestos en la misma parte norte de la ciudad. Esos edificios se encontraron en los estratos 9-7. El palacio pertenece al estrato 8. Las construcciones que están inmediatamente a la derecha del palacio y los edificios muestran la puerta de acceso a la ciudad y todo un sistema relacionado con ellas. Este sistema pertenece al estrato 9. La entrada de la ciudad estaba compuesta de tres recintos. El edificio que está junto al sistema de acceso a Meguido, y que tiene un salón en forma rectangular, pertenece a los estratos 8 y 7. El templo que se encuentra al este de la ciudad fue reconstruido en el estrato 7. Tiempo después, ese templo fue destruido por fuego. En el templo se encontraron dos figuras de barro en forma de hígados y tres figuras de bronce representando a tres deidades. Una de ellas estaba cubierta de oro. Estas piezas forman parte de un sinnúmero de objetos sagrados encontrados en el templo y en sus alrededores (sellos en forma de cilindro, objetos de bronce, vasijas, amuletos, objetos de oro y joyas de oro). También se encontró en el mismo lugar una tablilla con escritura cuneiforme que contiene parte del relato de la Épica de Gilgamesh.

La destrucción de la ciudad, tal como era según el estrato siete, ocurrió más o menos el año 1130 a.C.

Estrato 6

Sobre la ciudad destruida, estrato 7, aparece un asentamiento humano de humildes proporciones. Así lo manifiesta la porción «b» del estrato 6. Sin embargo, la porción «a» del estrato ya muestra un asentamiento de mayores proporciones y mucho más esplendoroso. Este segundo asentamiento difiere de manera sustancial respecto del Meguido del estrato 7. El templo, el palacio real y la entrada de la ciudad no fueron reconstruidos. Este asentamiento del estrato 6 fue destruido por fuego. En este estrato tampoco se encontraron murallas. La mayoría de las edificaciones de este estrato son habitaciones domésticas de ladrillos con fundamentos de piedra.

Al final del período de Bronce y, sobre todo, entre los estratos 7-6 se manifiestan tres datos históricos de capital importancia para el estudio de la historia de Israel:

(1) el declive de las ciudades-estado cananeas y el fin de la hegemonía egipcia en Canaán;

(2) la llegada y establecimiento de los «pueblos del mar» —los filisteos—;

(3) el asentamiento de las tribus israelitas en territorio cananeo.

Esto que aquí se aplica a Meguido puede también decirse de las ciudades de Bet-san y Laquis. En Josué 12.21 el rey de Meguido es mencionado junto con otros reyes cananeos derrotados por Israel. Sin embargo tanto en Josué 17.11-12 como en Jueces 1.27 se dice que los cananeos siguieron viviendo en Meguido hasta que fueron sometidos totalmente por la tribu de Manasés. Este estrato muestra también una clara influencia filistea, con amplio trabajo metalúrgico en bronce. La cerámica también deja ver la influencia filistea.

Estratos 5-4b

A partir del estrato 5, Israel es ya una ciudad israelita, y estamos en pleno período del Hierro antiguo. En esta época, Meguido fue considerada como una ciudad de segundo nivel, es decir, un centro administrativo muy importante. Aunque en la primera mitad del siglo X a.C. no era una ciudad amurallada, si era un centro administrativo y burocrático —dos edificios de enormes dimensiones confirman tal aseveración. Nos referimos al palacio con un enorme patio, el edificio contiguo y un palacio cerca de la entrada de la ciudad al norte. Sin embargo, todavía el 75 % del territorio era utilizado para casas de habitación. Hablamos aquí, con mucha probabilidad, de la época del rey David. Para la segunda parte del siglo X ya Meguido aparece como ciudad amurallada con un sistema de acceso de seis cuartos. A diferencia del Meguido de la primera parte del siglo X, esta ciudad amurallada ya no «protegía» la población propiamente hablando, sino a los «valores» materiales de la burocracia administrativa; el 80 % del espacio amurallado —que era por cierto la totalidad de la ciudad— era ocupado por edificios administrativos: el sistema de acceso a la ciudad, la muralla, el palacio real, 17 bodegas reales (probablemente establos), extensos terrenos baldíos para los mercaderes que llegaban con sus tiendas o para el ejército, y un elaborado depósito de agua (Ze’ev Herzog, “Cities”, ABD-1: 1040). Las pocas familias que vivían en la protección de las murallas pertenecían a la clase adinerada y gobernante: jerarcas políticos, religiosos, militares, comerciantes y nobleza.

La ciudad del estrato 4 es la Meguido de la época salomónica. 1 Reyes 9.15 informa lo siguiente: Ahora bien, el motivo del trabajo obligatoriom que impuso el rey Salomón para construir el templo del Señor, su propio palacio, el terraplén y las murallas de Jerusalén, además de las ciudades de Hasor, Meguido y Guézer. El texto bíblico no se refiere a la construcción de la ciudad a partir de «cero», sino de las grandes estructuras administrativas revelados por la excavación del estrato.

Los edificios de esta época muestran la presencia de un tipo de albañilería que usaba piedras extraídas y labradas.

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En la sección «a» del estrato 4, aparece una ciudad muy diferente a la anterior. Esto se explica porque ahora Meguido ejerce una función diferente al de la época salomónica.  Hablamos ahora del Meguido de la monarquía dividida. La ciudad se convirtió en una plaza fuerte en lugar de un centro administrativo o distrital. Por ello, los palacios ya no eran necesarios y muchos edificios fueron desmantelados para utilizar sus materiales para otro tipo de construcciones.

En este nivel, la muralla aparece más gruesa debido a la superposición de paredes. Otra de las características de esta época es la construcción de «caballerizas». Esas caballerizas permitían mantener cerca de 500 caballos. Originalmente se consideraron de la época salomónica, pero excavaciones e investigaciones recientes las colocan en la época de la monarquía dividida.

Como era de esperarse, la cantidad de agua para mantener a esa cantidad de caballos era enorme. El depósito de agua medía siete metros de profundidad y siete de diámetro. Los descubrimientos arqueológicos de estos estratos muestran a Meguido como «plaza fuerte» o guarnición. Eso explica en parte la falta de habitaciones familiares en la ciudad.

Varios sellos reales fueron encontrados en este nivel. Uno de piedra de jaspe tiene una inscripción que dice: «propiedad de Shemá, siervo de Jeroboam», refiriéndose sin duda a Jeroboam II, rey de Israel.

Estratos 3-2

Revelan a la ciudad asiria de Meguido. Es decir, Meguido había sido conquistada por Tiglat-Pileser III, rey de Asiria, y totalmente reconstruida.

Meguido se convirtió en la capital de la provincia asiria llamada Maguidu. La ciudad asiria se caracteriza por una red muy ordenada de calles. Una tercera parte de la cuidad fue ocupada por enormes palacios rodeados por amplios patios. La elevada presencia de construcciones manifiesta que Meguido fue diseñada para ser residencia de altos funcionarios de la administración asiria (ABD-1, Herzog: 1042). Los muros de la ciudad continuaron en uso durante este período. Los edificios al lado izquierdo de la entrada a la ciudad fueron construidas en esta época, y muestran elementos arquitectónicos asirios: el patio o jardín central. No se sabe si estos edificios fueron de uso administrativo o residencias.

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La ciudad continuó más o menos igual en el estrato 2, solo que en este período o quizá en estrato 1, la muralla ya prácticamente no existía. En esta época, el faraón Necao (609 a.C.) se dirigió a Meguido, en apoyo a Asiria contra los babilonios, y ejecutó al rey judío Josías en esa ciudad (véase 2 R 23.29-30, DHH):

En su tiempo, el faraón Necao, rey de Egipto, se dirigió hacia el río Éufrates para ayudar al rey de Asiria. El rey Josías le salió al encuentro; pero en Meguido, en cuanto Necao lo vio, lo mató. Sus oficiales pusieron su cadáver en un carro y lo llevaron desde Meguido a Jerusalén, donde lo enterraron en su sepulcro. La gente del pueblo tomó entonces a Joacaz, hijo de Josías, y lo consagraron como rey en lugar de su padre.  

Estrato 1

Aquí se muestra el último período de ocupación de Meguido. Es la época de la hegemonía babilonia y persa. El abandono total de la ciudad ocurrió en siglo IV, muy probablemente después de que Alejandro el Grande conquistara Palestina en el año 322 a.C. Las ruinas de este nivel muestran un asentamiento muy pobre y de ínfimas dimensiones: una serie de casas muy pequeñas, tres bodegas cerca de la entrada del asentamiento y tumbas de piedra. Ya en pleno período de ocupación romana, el lugar muestra, entre otras edificaciones, dos lugares de cremación. Se cree que en ellos se cremaban a soldados de la VI legión romana.

La familia en el Israel premonárquico

La «nueva arqueología» junto con la etnología y la antropología cultural son las ciencias auxiliares que más nos ayudan a estudiar a la familia del Hierro I, es decir del siglo XII al XIII a.C. Carol Meyers es la arqueóloga que más aportes ha hecho sobre el tema, con un enfoque más detallado al papel de la mujer en ese período formativo de Israel.

Geografía

Cuando hablamos de los habitantes de Israel en esta época, nos referimos a la mayoría del pueblo de la alianza que se estableció en lo que se conoce como «Cisjordania» o «cordillera montañosa central». El 90 % de la población israelita —también conocida como hebrea en esta época— se estableció en esa región. En realidad muy pocos israelitas pudieron ocupar ciudades o pueblos de la «llanura costera», es decir la franja plana frente el mar Mediterráneo.

Ninguna ciudad de importancia existía o se construyó en esa zona. Ya los filisteos y otras naciones se habían adueñado de las principales ciudades y tierras de la llanura. Eso explica por qué los enemigos de Israel se refirieran al «dios de Israel» como dios o dioses de la montaña: Los dioses de los israelitas son dioses de las montañas; por eso nos han vencido. Pero si luchamos contra ellos en la llanura, con toda seguridad los venceremos (1 R 20.23). Al respecto, Jueces 1.19 es también importante: Con la ayuda de Dios, la tribu de Judá se apoderó de la zona montañosa, pero no de la llanura, porque los habitantes de esa región tenían carros de hierro. No pudieron conquistar Gaza ni Ascalón ni Ecrón, ni tampoco los territorios vecinos (TLA).

La zona montañosa fue para los israelitas su lugar principal de asentamiento, pero a la vez la zona más inhóspita para el desarrollo de una nación y una cultura. La región montañosa no ofrecía tierra para el desarrollo de la agricultura ni tenía recursos naturales envidiables. Así se entiende mejor por qué cuando los hebreos «llegaron» a Canaán encontraron la llanura ocupada pero no la montaña. Los que llegaron primero ocuparon las tierras que sí ofrecían muchos recursos y permitían el desarrollo de la agricultura.

La pregunta surge: ¿Por qué las grandes potencias de la época (Egipto, Asiria, Babilonia, etc.) lucharon por controlar esta parte de la geografía? La respuesta no es el interés por los recursos naturales, sino el lugar estratégico de la misma. Por ella pasaba una importante ruta internacional para el comercio y el paso de los ejércitos.

Lo variado del terreno, los complejos factores climáticos, la dificultad de retención de agua obligaron a los «campesinos» israelitas a desarrollar una estrategia agrícola tripartita:

Arqueología de la época del Antiguo Testamento — Parte II

 

(1) las cosechas principales fueron las de la cebada y el trigo;

(2) el recurso de los olivos que sobrevivían a las largas temporadas se sequía;

(3) las vides que, debido a sus raíces profundas, se dan bastante bien en los terrenos escarpados (véase Oseas 2.8: pero ella no reconoció que era yo quien le daba el trigo, el vino y el aceite. DHH). Estos cultivos, por supuesto, no fueron los únicos. La dieta del israelita común fue enriquecida con otros productos agrícolas tales como: higos, dátiles, granadas, algarrobos, varios tipos de vegetales, condimentos (cilantro o culantro, eneldo, comino, etc.) y hierbas, cebollas, legumbres (chícharos o arvejas, garbanzos, habas), varios tipos de semillas (linaza, ajonjolí o sésamo), frutas secas (almendras, nueces, pistachos)  y bayas.

La geografía del terreno también impuso para el israelita común un tipo particular de animales domésticos. Las cabras y una raza particular de ovejas (awasi de cola gruesa) que se desarrollan bien en las serranías. Las cabras, de manera especial, eran buenas productoras de leche, carne y pelaje para el vestido. Para el trabajo, el burro fue el animal más apreciado.

Asentamientos humanos

La mayoría de los asentamientos humanos en el Israel antiguo (principio de la Edad de Hierro) fueron pequeñas aldeas rurales. Es decir, la vida familiar por lo general se desarrolló en el ambiente rural, no el urbano.

Para poder tener una perspectiva más adecuada y clara del tamaño de esas aldeas, se pueden comparar al tamaño de un campo de fútbol. La mayoría de las aldeas eran más pequeñas que un campo de fútbol. Las aldeas de mayor tamaño llegaban a cubrir la superficie de hasta dos campos de fútbol.

El tamaño minúsculo de la aldea dictaba, como es lógico, el número de gente que vivía en ella. Por lo general, la cantidad de habitantes fluctuaba entre 50 y 150 personas —de acuerdo con los descubrimientos arqueológicos, cerca del 80 por ciento de la población de la Edad de Hierro antiguo vivía en aldeas con menos de 100 habitantes. Los miembros de cada familia sumaban no más de quince personas. Las familias incluían, además de los miembros consanguíneos, a inmigrantes (más bien exiliados) procedentes de otras latitudes.

Las investigaciones arqueológicas permiten distinguir tres tipos de aldeas:

(1) villas en forma de anillo,

(2) villas con caseríos aglomerados sin una estructura determinada, y

(3) al estilo de los «cascos de hacienda» (una edificación central rodeada por pequeñas construcciones).

Al parecer, en la época bíblica, la aldea más común fue la de tipo circular. A estas aldeas, de acuerdo con estudios sociológicos de la época, son las que la Biblia define como mispajah (grupo unido por lazos de parentesco).

La casa

El estudio de las casas en las aldeas del Israel antiguo es tema muy nuevo en los estudios arqueológicos. Todavía no se ha encontrado una nomenclatura apropiada para describirla desde el punto de vista estructural. De las varias que se han ensayado, la que más se usa es «casa con pilares».

La división la marcan dos hileras de pilares de piedra, con un amplio cuarto o espacio como parte de la misma estructura. Eran realmente pequeñas edificaciones dos niveles. El más alto servía como lugar para el descanso nocturno. La parte inferior para resguardar a los animales, sobre todo en la noche, para las diversas actividades cotidianas (artesanía doméstica y preparación de alimentos). Los hornos y espacios para cocina, aunque se han encontrado en el interior de varias casas, por lo general se ubicaban fuera de las casas. De hecho, la mayor parte de las actividades cotidianas se realizaban fuera de los recintos habitacionales. Los descubrimientos arqueológicos muestran la existencia de pequeños patios en el espacio que formaban grupos de dos o tres casas.

La convivencia era de esperarse en un poblado en el que sus habitantes tenían lazos de parentesco y estos conglomerados de casas unían, por lo general, a una familia extensa o clan familiar.

La familia

De acuerdo con el testimonio bíblico, (Jos 7.14-18 es considerado como el locus clasicus para entender el uso de la terminología hebrea sobre la familia; véase también Jue 17—18), el clan familiar patriarcal estaba formado de la siguiente manera: el núcleo familiar formado por la pareja principal, extendiéndose hacia abajo con los hijos y los nietos, generación junto a la cual se extiende de manera lateral la familia extensa de los hermanos y sus esposas. Las hermanas casadas no se consideran parte de este clan familiar. A esta familia se anexaban otras personas que se unían por motivos de desastres familiares, por ser cautivos de guerra, exiliados y asalariados.

Las regulaciones legales tan precisas de la Torá (véase de manera especial Lv 18 y 20) sobre el incesto y relaciones de género se aclaran mejor cuando se colocan en el contexto de este tipo de vida familiar y la conformación de la aldea.

Arqueologia del AT II

En las familias del Israel antiguo (Edad de Hierro I) —las que formaron los primeros asentamientos humanos a la «llegada» de los hebreos a Canaán— los roles que jugaron sus miembros no estaban tan diferenciados. Hombres y mujeres de entre los 12 y los 30 años se dedicaban a las tareas más importantes y duras, mientras que los niños y ancianos ayudaban en labores menos pasadas. Lo difícil del terreno, el clima y el momento de establecimiento hicieron que la vida de estos «pioneros» hebreos fuera muy dura. No eran ni las inclinaciones vocacionales, ni los sueños de superación los que dictaban las labores de los miembros de la familia, sino elementos físicos y climáticos; en el Israel antiguo, la vida familiar era dirigida por las tareas que demandaban el ambiente, el cambio de estaciones y los constantes avatares creados por guerras, epidemias y desastres naturales. Se trabajaba literalmente de «sol a sol»: sembrando, limpiando el terreno, cosechando, fabricando y dándole mantenimiento a las herramientas y utensilios, confeccionando ropa y textiles para diversos usos, cocinando y construyendo cuanto espacio fuera necesario para vivienda, corrales y resguardos.

Por lo general, los varones adultos se dedicaban a la preparación de los terrenos para el sembrado, a la limpieza de espacios para edificación de viviendas, a la construcción de casas, cisternas y las muy necesarias terrazas o gradas para el cultivo y el mejor uso del agua; es decir todo lo relacionado con el inicio del establecimiento de una aldea. Este tipo de trabajo quedaba por lo general en manos de los varones debido a que exigían el distanciamiento del hogar que no se esperaba de la mujer, que por lo general necesitaba estar cerca los infantes, niños y ancianos que dependían de su cuidado.

Arqueología de la época del Antiguo Testamento — Parte II

En el resto de labores y responsabilidades no había realmente diferenciación. De hecho, cuando se evalúa más de cerca la participación de la mujer en la sociedad rural de la época, las «fronteras» del mundo de la mujer no se diferenciaban tanto de la de los hombres. A la hora de la cosecha y otras tareas agrícolas toda mano, de hombre o de mujer, que pudiera aprovecharse era demandada. El cuidado de los olivares y viñedos, la ordeña y la manipulación de los productos animales no hacían distinción de género o edad.

En la sociedad rural del antiguo Israel, la mujer no solo se preocupaba por su embarazo y el cuidado y alimentación infantes y niños, sino que también se dedicaba a la preparación de comidas y su preservación, del cultivo de la huerta, del cuidado y alimentación de animales domésticos, de la producción de textiles y fabricación de ropa y otros productos del hilado. Debido a que los cereales fueron la base principal de la alimentación, todo lo concerniente a su procesamiento (limpieza, molienda, preparación de la harina para la confección de pan), incluyendo la preparación de los hornos y la recolección de leña, todo eso, estuvo bajo la responsabilidad de la mujer. Además, prácticamente todo el trabajo que requería precisión y artesanado fino fue hecho por las mujeres: hilado, cosido, tintura de telas, producción de cerámica y varias clases de vasijas y canastas. En otras palabras, el trabajo de la mujer no solo era más variado que el del hombre, sino que requería un mayor grado de destreza y de pericia.

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Bibliografía

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Parrot, André 1977 ¿Qué es la arqueología? Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA).

Pritchard, James B. Sabiduría del Antiguo Oriente: Antología de textos e ilustraciones.  Barcelona: Ediciones Garriga.

Wright, George Ernest 2002 Arqueología bíblica.  Madrid: Ediciones Cristiandad.  Esta es la segunda edición en castellano (la primera data de 1975).  Esta segunda edición ha sido actualizada por Carolina Aznar Sánchez del Instituto Español Bíblico y Arqueológico. Ussishkin, David“Megiddo” en ABD-4.  El mismo autor escribió el artículo correspondiente en ANE-3.  Estos dos artículos han sido de vital importancia para la sección titulada «periodos arqueológicos».

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355 Vivir como Dios quiere

Dios nos enseña muchas cosas y, a veces pensamos que nos prohíbe otras, pero su deseo es que vivamos una vida completa sin hacernos mucho daño en el camino.

¡Necesitamos disciplina!

«Ejercítate para la piedad.» (1 Timoteo 4.7b) La palabra «disciplina» designa mucho más que un castigo o la reprensión por haber hecho algo malo. Más...

¿Qué dirán los demás?

«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.» (2 Timoteo 1.7) Julio sentía una frustración...

¿Hay áreas de tu vida que son solo tuyas?

¿Qué áreas de nuestra vida todavía no le hemos entregado a Jesús? Él quiere ser nuestro Salvador y Señor y que vivamos felices y plenos. Para eso hay que seguir sus enseñanzas, dejarlo que guíe nuestros pensamientos y nuestras acciones.

247 La oveja perdida y la moneda perdida

Quiero que sepas que, si en algún momento de tu vida te sientes perdido, Jesús te va a buscar. Estás a punto de escuchar dos historias muy importantes.

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