«Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.» (1 Reyes 18.37)

El lugar estaba lleno de gente que gritaba en contra de Dios y se reía del hombre que estaba parado en medio de ellos. «¡Elías!» —le decían en tono burlón. «Tu fe es falsa. ¿No ves que nosotros somos más que tú? ¡Estás solo y nadie desea acompañarte!»
No era nada fácil estar en su lugar. Casi todo el pueblo había abandonado la fe y ya no le importaba hacerle caso a Dios. ¡Era un momento para valientes! Elías se enfrentaba a cuatrocientos cincuenta profetas del dios Baal.
La historia dice que los gritos, el llanto y la violencia de esos hombres no lograron nada cuando llegó el momento de la verdad. En cambio, la confianza y la valentía de Elías hicieron que Dios respondiera sus oraciones de manera poderosa.
Aunque es posible que Elías haya sentido miedo y soledad, en ningún momento dejó de lado sus valores. ¡Por el contrario! ¡Se hizo más fuerte en medio de la prueba! Es que él no solo decía que amaba a Dios, sino que también intentaba agradarle en todo.
A veces no es sencillo mantener las creencias y los principios, en especial cuando la gente que nos rodea no quiere saber nada de Dios ni de la fe. Pero si cada día alimentamos nuestra fe al hablar con Dios y leer la Biblia, nadie podrá hacernos dudar o pensar que no vale la pena seguir a Jesús.
¡Elías fue una persona de convicciones claras! ¿Cómo somos nosotros?
Sumérgete: No temamos mostrarles a los demás que tenemos fe en Dios y que tratamos de vivir de acuerdo con lo que él enseña. ¡Eso no significa que somos personas tontas! ¡Todo lo contrario! Vivimos la vida de manera plena, sabiendo que estamos aquí con un propósito claro.