«Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.» (Salmos 16.11)

Algunas personas viven tristes y se quejan todo el tiempo, como si solo les pasaran cosas malas. Cuando alguien se les acerca para animarlas, siempre encuentran una excusa para justificar su aflicción. ¡Prefieren vivir con amargura y no aceptan que nadie las ayude!
Pero Dios no creó al ser humano para que viva así. ¡Al contrario! La vida es una aventura llena de posibilidades para crecer, conocer amigos, emprender proyectos y disfrutar a pleno cada una de sus etapas.
Tiene todos los ingredientes necesarios para mantener nuestra atención y sacar lo mejor de cada uno en cada momento del trayecto:
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- La alegría de tener oportunidades para desarrollar lo que más nos guste.
- La emoción de enfrentar nuevos retos y desafíos año tras año.
- El aprendizaje de cosas diferentes.
- La experiencia de ver y sentir cómo cambian nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros intereses.
- El descubrimiento de nuevas realidades.
- La bendición de conocer y disfrutar nuevas amistades.
Como en toda aventura habrá situaciones que nos sorprenderán, de las buenas y también de las que parecieran ser malas. Cuando eso ocurra, no nos desanimemos ni pensemos que nos pasa solo a nosotros. Tendremos la posibilidad de buscar a Dios y pedirle su ayuda. ¡Él nos dará sabiduría y nos acompañará para alcanzar la victoria!
Sumérgete: En cada etapa de la vida debemos recordar que Dios quiere guiarnos hacia lo mejor. ¡Siempre estará dispuesto a recibirnos y ayudarnos!
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