«Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.»(Salmos 34.4)
Anochecía en la ciudad cuando Paula regresaba de estudiar. Era invierno y el autobús estaba lleno de gente con abrigos, bufandas y gorros. Como suele decirse, ¡apenas cabía un alfiler!
Después de media hora de viaje (que le pareció una eternidad), el autobús arribó a su vecindario. Paula bajó y comenzó a caminar hacia su casa, cuando de pronto apareció un ladrón: le pegó un golpe que la dejó tirada en el piso y le robó su bolso.
Paula nunca imaginó que le sucedería algo así. Por eso no le resultó fácil recuperarse de aquel episodio tan feo y vencer el miedo de volver a salir.
¡Hay tantas cosas que nos atemorizan! Miedo a la soledad, al fracaso, al rechazo, a las enfermedades, al robo, a la guerra, a la muerte, a sufrir el abandono, a ser maltratados, y mil cosas más. Los temores pueden llegar a controlar nuestra vida y volvernos esclavos del pánico: un miedo tan grande que quedamos paralizados sin poder disfrutar de la vida.
¿Cómo logró vencer Paula? A pesar de que estaba aterrada por lo que le había pasado, se dio cuenta de que no podía vivir así. Comenzó a ser más precavida y le pidió a Dios que la ayudara a liberarse del temor. ¡Y Dios respondió su petición!
Sumérgete: ¿Cuáles son nuestros miedos? Dios siempre está con nosotros, también cuando pasan cosas malas. No dejemos que el miedo nos domine. ¡Al contrario! ¡Confiemos en Dios y él nos ayudará a triunfar!