Cuando perdemos el rumbo

Cuando perdemos el rumbo

«Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» (Juan 14.6)

Cuando perdemos el rumbo
Imagen provista por unsplash.com/@fernandopuente

Pensaba que se trataba de algo más sencillo… ¡pero al cabo de unos minutos descubrió lo contrario! La ansiedad por conocer aquella ciudad hizo que Rodrigo caminara varias calles sin darse cuenta de que había perdido el rumbo.

Los comercios, la gente, el tránsito, la primavera que florecía en cada esquina, la música, los cafés, los grandes carteles con publicidades… ¡cuántas cosas nuevas y diferentes de su tierra natal! Las diagonales se entrecruzaban con las avenidas, haciendo que su distraída mente no pudiera recordar cómo regresar al sitio en donde estaba hospedado. ¡Y encima su teléfono móvil no contaba con un sistema GPS que pudiera ayudarlo!

«¡Ya sé!» –pensó luego de un par de intentos fallidos por encontrar el camino. «Quizás el mapa colgado en aquella pared pueda ayudarme.» Así logró orientarse y regresar… ¡desandando las casi treinta calles que había recorrido!

No importa cuán lejos nos encontremos de Dios, nuestro creador. Aunque estemos perdidos y sin rumbo, Jesús se acerca a nosotros y nos invita a descubrir en su persona el camino que nos llevará de regreso al padre.

Sumérgete: Conocer la verdad nos hará experimentar la vida que solo Jesús, el único camino, puede darnos.

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