Casi comienzo con vergüenza, porque es tanto lo que me has dado que no me atrevo a pedir más, pero mi osadía, Señor, descansa en tu abundante misericordia.
- Dame, Señor, un corazón gradecido. Hay mucha ingratitud en el mundo y también la hay en tu pueblo. Dame, Señor, gratitud, aun cuando no sea por el hecho de escuchar mis oraciones y tener paciencia con mis debilidades.
- Dame, Señor, una sonrisa permanente en los labios, aun cuando haya lágrimas en el corazón. Permite,Señor, que guarde en un rincón del corazón las cosas que me apenan y muestre en mi rostro el gozo del Espíritu Santo. Hazme espiritual en las sonrisas y en las miradas dulces.
- Dame, Señor, un verdadero amor por las almas que se pierden. A veces me parece que el cielo será menos dulce cuando sepa que por mi indiferencia muchos que estuvieron al alcance de mi testimonio están en la eterna condenación. Dame ese amor desde ahora.
- Dame, Señor, una tierna relación con la iglesia donde me has puesto. No porque todo me guste ni que yo guste a todos, sino porque tú estás en ella; y tú sí que me gustas. Hazme de bendición para todos mis hermanos.
- Dame, Señor, finalmente, un verdadero repudio al pecado, verdadero rechazo al mundo y sus tentaciones, y una clara autoridad para reprender a Satanás y glorificar a JESUCRISTO.
Amado Señor, comencé con vergüenza, pero termino con regocijo. Dame todo esto porque yo lo necesito y tú me lo quieres dar.
Por Carmelo B. Terranova