Templo de ‘Ain Dara
Norte de Siria
Por siglos, los eruditos han investigado en vano en busca de algún vestigio del templo de Salomón. El legendario santuario de Jerusalén, descrito en exactos detalles en 1 Reyes 6 fue, sin dudas, uno de los más impresionantes logros de Salomón, sin embargo todavía no se ha encontrado nada del mítico edificio.
Afortunadamente, varios templos de la Edad de Hierro descubiertos en el Levante presentan sorprendentes similitudes con el Templo de Salomón descrito en la Biblia. A través de esos restos, obtenemos importantes conocimientos de la grandeza del edificio, construido en la cima del monte del templo en Jerusalén, 3.000 años atrás.
Como reveló John Monson en las páginas de BAR, el paralelo más próximo al templo de Salomón fue el descubrimiento del templo de ‘Ain Dara, en el norte de Siria. Casi cada aspecto del templo de ‘Ain Dara —su edad, tamaño, plano y decoración— son un paralelo de la vívida descripción que la Biblia provee del templo de Salomón. A decir verdad, Monson identificó más de 30 elementos arquitectónicos y decorativos descritos por los escritores bíblicos.
Las similitudes entre los dos templos son realmente impactantes. Ambos edificios fueron asentados sobre enormes plataformas artificiales, de manera que ambos eran los puntos más altos de sus respectivas ciudades. Asimismo, los edificios fueron construidos a partir de planos tripartitos: un pasillo de entrada sostenido por dos columnas, un hall del santuario principal (el hall del templo de ‘Ain Dara estaba dividido entre una antecámara y la cámara principal) y finalmente, detrás de un panel divisorio, un trono elevado o lugar santísimo. Ambos estaban flanqueados —en tres de sus lados— por una serie de cuartos de varios pisos y cámaras que servían para varias funciones. Aún los esquemas decorativos de ambos templos eran similares: Casi cada rincón del templo de ‘Ain Dara, tanto en su parte interior como en su parte exterior, estaba cubierto con imágenes de leones, animales míticos, que seguían un modelo floral y geométrico y que se asemejaban a los adornos del templo de Salomón (1 R 6.29).
Sin embargo, es la fecha del templo de ‘Ain Dara la que presenta la evidencia más contundente acerca de la autenticidad del relato acerca del templo de Salomón. El templo de ‘Ain Dara fue construido alrededor del año 1300 a.C. y fue utilizado por más de 550 años, hasta el 740 a.C. La planta y la decoración de templos tan magníficos sin dudas inspiraron a los ingenieros y artesanos fenicios que construyeron el gran edificio de Salomón en el siglo X a.C. Como destaca Lawrence Stager, de la Universidad de Harvard, «la existencia del templo de ‘Ain Dara prueba que la descripción bíblica del templo de Salomón no es un relato anacrónico ni una creación literaria. La planta, tamaño, fecha y detalles arquitectónicos se ajustan perfectamente a la tradición de arquitectura sagrada del norte de Siria (y probablemente fenicia) utilizadas desde el siglo X al VIII a.C.».
La estela de David
Norte de Israel
En el mundo de la arqueología bíblica, pocos descubrimientos han atraído tanta atención como la estela de David —inscripción del siglo IX a.C., que presentó la primera evidencia histórica del rey David fuera de los relatos bíblicos.
Descubierta en 1993 en Tel Dan —sitio arquelógico en el norte de Israel— por el arqueólogo israelí Avraham Biram, la inscripción, aunque rota y fragmentada, conmemoraba la victoria de un rey arameo sobre sus dos vecinos del sur: el «rey de Israel» y el «rey de la Casa de David». En el texto, cuidadosamene grabado y escrito en claros caracteres, el rey arameo se enorgullece que él, bajo la guía divina del dios Hadad, derrotó a miles de hombres de a caballo y carros antes de encargarse, pesonalmente, de sus reales oponentes. Desafortunadamente, los fragmentos recuperados no presentan los nombres específicos de los reyes de su brutal encuentro. Varios eruditos concuerdan que la estela refleja la campaña de Hazael, rey de Siria (1 R 19.15) en la que derrotó a Joram, rey de Judá (2 R 3.1) y a Ocozías, rey de Israel (1 R 22.51), así como la victoria reflejada en 2 Reyes 10.32.
Para muchos eruditos, y especialmente para el público en general, lo más excitante acerca de la estela fue la imprecedente referencia a la «Casa de David». La inscriptión fragmentada de la estela, leída por primera vez y traducida por el renombrado Joseph Naveh, probó de una vez y para siempre que David fue una figura histórica auténtica y no una fantástica creación literaria de escritores y editores posteriores. Lo que resulta aún más importante es que la estela, dejada por uno de los más fieros enemigos de Israel, más de un siglo después de la muerte de David, aún reconocía a David como el fundador del reino de Judá.
Nota: El siguiente artículo es el segundo de la serie de cinco que presentará los descubrimientos bíblico-arqueológicos más importantes, de acuerdo a la revista Biblical Archaelogical Review (BAR – http://www.bib-arch.org/). Estos artículos fueron traducidos por el Servicio de Publicaciones en español de Sociedades Bíblicas Unidas y publicados con el permiso escrito de BAR.
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