«Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego.» (Éxodo 13.21-22)
Durante los años en que el pueblo de Israel dio vueltas por el desierto, gozó de la ayuda de Dios, quien siempre estuvo a su lado.
Cada día, cuando el sol salía con todo su esplendor y el calor se hacía insoportable, una nube cubría al pueblo para que no sufriera daño alguno. Por la noche, cuando la luna y las estrellas decoraban el cielo con su brillo, una columna de fuego rodeaba el campamento para que nadie padeciera el frío extremo que asolaba el desierto.
El fuego les daba a los israelitas tres beneficios importantes: luz, calor y compañía. De esa manera podían mantenerse alertas frente a cualquier peligro y no perecer a causa de las bajas temperaturas.
La presencia de Dios en la vida de cada uno de los seguidores de Jesús es igual a esa columna de fuego. Nos ayuda de tres maneras:
- Ilumina nuestra vida con la luz de la enseñanza bíblica, ayudándonos a conducir nuestra vida y a tomar decisiones correctas.
- Protege nuestro ser para que no nos desanimemos ni volvamos a ser esclavos de lo que desagrada a Dios.
- Acompaña cada uno de nuestros pasos para que no tropecemos, no caigamos en la tentación y podamos disfrutar su amor en cada momento.
Durante los años que Dios nos permita vivir, disfrutemos de su provisión y compañía. ¡Él siempre estará a nuestro lado!
Sumérgete:
Permitamos que Dios nos ayude y no nos apoyemos solo en nuestras propias ideas. Leamos la Biblia y busquemos su consejo en cada etapa de la vida.
«Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego.» (Éxodo 13.21-22)
Durante los años en que el pueblo de Israel dio vueltas por el desierto, gozó de la ayuda de Dios, quien siempre estuvo a su lado.
Cada día, cuando el sol salía con todo su esplendor y el calor se hacía insoportable, una nube cubría al pueblo para que no sufriera daño alguno. Por la noche, cuando la luna y las estrellas decoraban el cielo con su brillo, una columna de fuego rodeaba el campamento para que nadie padeciera el frío extremo que asolaba el desierto.
El fuego les daba a los israelitas tres beneficios importantes: luz, calor y compañía. De esa manera podían mantenerse alertas frente a cualquier peligro y no perecer a causa de las bajas temperaturas.
La presencia de Dios en la vida de cada uno de los seguidores de Jesús es igual a esa columna de fuego. Nos ayuda de tres maneras:
- Ilumina nuestra vida con la luz de la enseñanza bíblica, ayudándonos a conducir nuestra vida y a tomar decisiones correctas.
- Protege nuestro ser para que no nos desanimemos ni volvamos a ser esclavos de lo que desagrada a Dios.
- Acompaña cada uno de nuestros pasos para que no tropecemos, no caigamos en la tentación y podamos disfrutar su amor en cada momento.
Durante los años que Dios nos permita vivir, disfrutemos de su provisión y compañía. ¡Él siempre estará a nuestro lado!
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