«Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.» (Éxodo 33.14)
Cuando nos sintamos solos y abandonados…
¡Recordemos que Jesús está con nosotros! Tal vez haya momentos en la vida en los que caminemos en soledad, quizás sin la alegría de los amigos o sin poder disfrutar del abrazo de nuestros padres. Pero Dios nos promete su compañía en cada circunstancia que debamos atravesar.
Cuando nos sintamos tristes y amargados…
¡Recordemos que Jesús es nuestra felicidad! Durante nuestro desarrollo como personas seguramente pasaremos tiempos difíciles, pero en cada ocasión podremos disfrutar la alegría de saber que él dirige nuestros pasos y nos cuida de todo peligro.
Cuando nos sintamos tentados y sin fuerzas…
¡Recordemos que Jesús nos ayuda a vencer! Su presencia en nuestra vida, mediante el Espíritu Santo, nos dará la energía necesaria para afirmar nuestra voluntad y no hacerle caso a la tentación. Dios nos da la capacidad de controlar los deseos.
Cuando nos sintamos sucios por el pecado…
¡Recordemos que Jesús nos perdona y limpia nuestro corazón! No tratemos de resolver las cosas por nuestra cuenta o esconder lo que hayamos hecho. Acerquémonos a él diariamente con arrepentimiento y disposición para recibir su perdón. Dios nos asegura que limpiará nuestros pecados y nos dará las fuerzas para no volver a cometerlos.
Sean cuales fueren nuestras experiencias y sensaciones, recordemos que Jesús desea guiar cada etapa de nuestro crecimiento. ¡Porque solo él puede ofrecernos amor, paz y vida plena!
Sumérgete:
Jesús no está solamente en los momentos agradables o en los templos religiosos. ¡Nos acompaña en cada actividad y momento de la vida!
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