«En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.» (Salmos 62.7)

Las personas que practican andinismo saben que en algún momento de su travesía necesitarán un refugio. En algunas montañas existen construcciones preparadas para recibir a los aventureros y darles cobijo durante la noche. Otras veces los escaladores se ven obligados a montar su propia tienda para dormir y seguir viaje al día siguiente.
La vida está llena de momentos difíciles, ¿no es cierto? A veces desearíamos que todo fuera sencillo y sin inconvenientes, pero la realidad nos presenta desafíos que parecen montañas que debemos escalar.
A veces, sentimos que la soledad y la tristeza nos rodean. Hay momentos en los que desearíamos que alguien nos abrace y nos ayude a superar los problemas. En algunas ocasiones nuestras emociones se quebraron porque alguien jugó con nuestros sentimientos. ¡No nos hundamos en la depresión ni tomemos decisiones equivocadas! ¡Hay esperanza!
La Biblia enseña que Dios está a nuestro lado y quiere darnos refugio. Nos ama y desea que nos acerquemos a él en todas las circunstancias de la vida: cuando estemos contentos, pero también cuando estemos tristes; cuando enfrentemos una prueba y cuando todo parezca estar bien. ¡Podemos refugiarnos en sus promesas y enfrentar las peores tormentas rodeados de su amor y protección!
Sumérgete: Permitamos que Dios nos ayude en todo momento. Él nos creó y conoce muy bien lo que hay en nuestro corazón. ¡Quiere ayudarnos a vivir una vida victoriosa!