Epafras, el creyente que oraba siempre por los demás | 5

Epafras, el creyente que oraba siempre por los demás | 5

Colosenses 1.3-8: 

3 Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4 pues hemos recibido noticias de la fe de ustedes en Cristo Jesús, y del amor que tienen por todos los santos, 5 a causa de la esperanza que en los cielos les está reservada. Ustedes ya han sabido de esto por el evangelio, que es la palabra de verdad, 6 y que ha llegado hasta ustedes, así como a todo el mundo, y que desde el día que ustedes la escucharon y la comprendieron claramente, y conocieron la gracia de Dios, crece en ustedes y produce fruto. 7 Esto es lo que aprendieron por medio de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para ustedes, 8 quien también nos ha hablado del amor que ustedes tienen en el Espíritu.  

Colosenses 4.12-13: 

12 Los saluda Epafras, que es uno de ustedes. En sus oraciones, este siervo de Cristo siempre está rogando por ustedes con gran preocupación, para que ustedes se mantengan firmes y sean completamente perfectos en todo lo que Dios quiere. 13 Yo soy testigo de que él se preocupa mucho por ustedes, y por los que están en Laodicea y Hierápolis. 

Filemón v. 23:  

Te saludan Epafras, que es mi compañero de prisiones por Cristo Jesús. 

Colosas era una ciudad importante en Frigia, Asia Menor. Su esplendor se dio entre los siglos v y iv a.C. Estaba situada en el valle del río Lico. Era famosa por su industria textil, y fue destruida por un terremoto alrededor del año 60 d.C. No se tiene noticia de su reconstrucción. 

Sus habitantes eran frigios, griegos y un buen número de judíos, que sumaban alrededor de 11 000 personas. Al principio de la era cristiana, Colosas fue superada por la grandeza de Laodicea, ciudad vecina. 

Una de las áreas de estudio que más ha ocupado a los estudiosos consiste en identificar a los «herejes» contra los que Pablo arremete en su carta a los Colosenses; o mejor, la «herejía» a la que responde la carta. Lo que se puede opinar al respecto es que se trataba de errores que se daban en la misma comunidad, que debía ser bastante sincretista. Elementos helenistas y judaicos parecen haberse amalgamado con elementos mágicos, astrológicos y mistéricos, y haber amenazado la fe ortodoxa de una incipiente comunidad paulina. 

De modo que la «herejía» de Colosas no es la principal razón de la carta, sino mostrar los componentes esenciales de la vida cristiana. En Colosenses se enuncian los elementos básicos de la vida cristiana: la fe, la esperanza, el amor, las buenas obras, la verdadera sabiduría, la paciencia, la alegría. De especial importancia son los tres primeros elementos, las tres virtudes teologales: la fe, la esperanza y el amor (1 Ts 1.3; 1 Cor 13.7,13; Gál l. 5. 5, 6; Rom 5.1-5). 

Esta es la finalidad de la carta: insistir sobre lo fundamental ante la posible amenaza de filosofías, sábados y plenilunios; y la argumentación se basa en el señorío absoluto de Cristo y de nuestras relaciones con él.   

El marco epistolar de la carta (1.1,2), contiene las tres partes iniciales más comunes en las cartas del Medio Oriente en aquella época: el remitente, los destinatarios y el saludo. La acción de gracias (1.3-20), es un recurso epistolar de corte helenista. En Pablo, este detalle helenístico epistolar esta ya cristianizado.  

Las noticias de la fe en Cristo Jesús y del amor que se tienen todos los santos es un pensamiento paulino: la fe operante por el amor.  

Epafras fue el evangelista que había llevado el mensaje a los colosenses. Los había instruido con cuidado en el evangelio y ellos se habían comprometido como discípulos del Señor, por su enseñanza (2.6, 7). Pablo escribe con calidez acerca de Epafras, como alguien elegido de Dios y separado para su servicio: nuestro consiervo amado (v. 7).  

Era su asociado de confianza, y garantizaba a la iglesia en Colosas que ellos habían recibido el verdadero evangelio apostólico. Epafras había actuado como representante de Pablo cuando predicó allá.  

«Epafras… siervo de Cristo» (v. 12a) un término favorito de Pablo, que originalmente se refería a alguien que brindaba un servicio humilde. Es un término —a veces traducido como ministro— que se usa refiriéndose a Cristo mismo (Rom 15.8), a Pablo (2 Cor 11:23; Ef 3:7) y a los asociados al apóstol en su actividad misionera (1 Cor 3:5; 1 Tim 4:6), incluyendo a Epafras.   

Él había visitado recientemente a Pablo y le informó cómo se encontraban las iglesias del valle del Lico. Al respecto, dice de Epafras: quien también nos ha hablado del amor que ustedes tienen en el Espíritu (v.8). 

Otros, que son gentiles, envían sus saludos también: Lucas y Demas (4.14). Epafras se menciona especialmente: «Siempre está rogando por ustedes» (v. 12b).  

Pablo subraya la cercana relación entre su propio ministerio y el de Epafras. Como un nativo de Colosas, él había sido evangelista en su propio pueblo natal (como también en Laodicea y Hierápolis) y había estado ocupado en la misma lucha por el evangelio, como Pablo (2:1; cf. Fil 1.30). Esto encuentra particular expresión en sus urgentes oraciones por los colosenses para que: «Para que vivan como es digno del Señor, es decir, siempre haciendo todo lo que a él le agrada, produciendo los frutos de toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; todo esto, fortalecidos con todo poder, conforme al dominio de su gloria, para que puedan soportarlo todo con mucha paciencia…» (1.10,11).   

Los fieles servidores del Señor estuvieron presentes también en la historia misionera de nuestros países, y damos gracias a Dios por estas personas. 

Hay todavía Epafras hoy representados en las personas que han perdido su libertad por causa del anuncio del Reino de Dios. ¿Dónde están? ¡No los podemos olvidar! Oremos por ellos. 

BIBLIOGRAFÍA  

  • Carson, D., France, R., Motyer, J., & Wenham, G. (2000, c1999). Nuevo Comentario Bíblico: Siglo Veintiuno (edición digital) (Col 4.12-14). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas. 
  • César Mora Paz, Comentario Bíblico Latinoamericano, Comentarios al Nuevo Testamento, Carta a los Colosenses, Editorial Verbo Divino 2003. 

Serie: Personajes de la Biblia

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