Escapa de los moldes que otros quieran imponerte

Escapa de los moldes que otros quieran imponerte

«Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.»

1 Samuel 17.39

El rey Saúl insistía en que David se pusiera su traje: una especie de armadura que los soldados acostumbraban utilizar en la batalla. Saúl estaba convencido de que el muchacho no podría vencer a Goliat, pero al menos –ya que él no estaba dispuesto a combatir– deseaba ayudar de alguna manera al pequeño guerrero. ¡Quería imponerle algo que ni él mismo emplearía!

David se colocó el traje de Saúl e intentó moverse. ¡Pero ni siquiera podía caminar! El peso del casco, el tamaño de aquella ropa y la inexperiencia en el uso del equipamiento bélico hicieron que el joven decidiera sacarse eso de encima y no usarlo para enfrentar al gigante.

No dependió de los recursos del rey para lograr la victoria. Sencillamente confió en Dios y se comportó de una manera valiente, utilizando las estrategias que había aprendido durante su trabajo como pastor de ovejas.

No aceptes los moldes que te imponen

Esta historia encierra una enseñanza muy importante: no aceptemos los moldes que los demás quieran imponernos. A veces la gente (con ánimos de ayudar) nos dirá que deberíamos seguir tal o cual carrera en la universidad, ponernos de novio con aquella persona, servir a Dios en un área determinada, y cosas por el estilo.

Debemos pensar por nosotros mismos y considerar lo que Dios desea para nuestra vida: ¿qué talentos y dones nos dio? ¿Qué nos gustaría aprender? ¿Con quién quisiéramos compartir el amor? ¿Qué servicio anhelamos realizar? Escuchemos los consejos, pero sobre todo descubramos nuestra personalidad y vivamos de acuerdo a lo que Dios espera de nosotros.

Sumérgete: Aprendamos de las experiencias de los demás y no descartemos ningún consejo. Pero sobre todo, estudiemos la Biblia y busquemos nuestra propia identidad. ¡Dios nos creó como seres únicos!

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