1 Corintios 16.15-18:
15 Hermanos, ustedes ya saben que la familia de Estéfanas fue el primer fruto de Acaya, y que ellos se han dedicado a servir a los santos. 16 Les ruego que se sometan a personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan.17 Me alegré mucho de que hayan venido Estéfanas, Fortunato y Acaico, pues ellos han suplido la ausencia de ustedes, 18 ya que han fortalecido mi espíritu y el de ustedes. Lleven en cuenta a personas como ellos.
En nuestros días, crece la conciencia de que los textos bíblicos surgieron de experiencias concretas de comunidades en su caminar diario —acertado o errado— dentro de contextos históricos específicos. Nos acercamos a la Biblia conscientes también del angustiante contexto actual en nuestros países, donde siguen deteriorándose las condiciones de vida para las mayorías. Por eso, cobra especial relevancia la primera carta a los Corintios, dirigida a una comunidad compuesta principalmente por gente sin poder, débil y de pocos recursos (1.26-28).
Aquí se percibe claramente que la comprensión de la fe cristiana, así como su praxis, está estrechamente ligada a un determinado entorno socio-económico, político y cultural.
Al estudiar esta carta, entonces, nos vemos confrontados con la necesidad de excavar constantemente en el contexto antiguo de una ciudad cosmopolita y rica, pero marcada por una enorme brecha económica y social entre una pequeña elite y el común de la gente, dominado por aquella.
Antes del fin del primer siglo, aparece citada en la carta conocida como 1 Clemente, enviada por la iglesia en Roma a la de Corinto (40 años después).
Por su propio testimonio se sabe que Pablo concebía su misión en Corinto como la de plantar la semilla del evangelio, a fin de poner el cimiento para que se edificara encima la iglesia de Dios (1.1-2). En la tarea de regar la semilla y de construir sobre el cimiento, Pablo reconoce el aporte de colegas como Apolo, y la contribución, buena o mala, de todos los miembros de la incipiente comunidad (3.6-15). Con su celo por mantener firme el fundamento que es Jesucristo (3.11), Pablo se siente constreñido a seguir en contacto con el grupo, para intervenir en algunos de sus problemas y efectuar visitas adicionales a la ciudad.
La carta la escribe cuando se encontraba en Éfeso (16.8). La iglesia en Corinto tenia a lo sumo 4 años cuando Pablo escribió 1 Corintios. En su carácter de evangelista y maestro, Pablo busca persuadir a sus oyentes de la verdad del mensaje de Cristo y la necesidad que ellos tienen de abrazarlo y dejarse transformar por él.
Corinto estaba ubicada estratégicamente sobre un estrecho puente de tierra que conecta la región norte de la península griega con la parte sur, el Peloponeso. Puesto que el istmo representa también una barrera a la navegación entre el mar Egeo y el Adriático, la ciudad de Corinto, junto con sus dos puertos, desempeña un papel importante como lugar de transbordo de mercancías y tributos, que fluían hacia Roma desde las tierras conquistadas del oriente mediterráneo. En dirección desde Roma, hacia aquellas provincias viajaban militares y oficiales imperiales para mantener el control.
En el año 146 a.C., la antigua ciudad de Corinto fue destruida por los romanos, pero cien años después fue refundada por Julio César, quien la pobló con colonos enviados desde Roma, grupo que incluía a muchos libertos, exesclavos de diversas nacionalidades. A mediados del siglo i d.C., Corinto había alcanzado fama como centro importante de actividad comercial y financiera, y también como lugar de producción de finos artículos de bronce. Era una ciudad de gran riqueza concentrada en pocas manos.
Alrededor de un tercio de la población estaba compuesta por esclavos. Según 1 Corintios 1.26-28, la iglesia en Corinto reflejaba en su membresía esta distribución demográfica.
En la clase gobernante de la ciudad, las mujeres gozaban de una relativa libertad de acción, que les permitía ejercer cierta iniciativa propia, como, por ejemplo, actividades económicas. En el área de la religión, algunas mujeres griegas de cierta distinción participaban en la vida de las sinagogas judías, y otras se sentían atraídas a los nuevos cultos mistéricos y las religiones importantes de Oriente y Egipto. Las mujeres del pueblo común participaban junto con los hombres de varios tipos de asociaciones y cofradías, tanto religiosas como fraternales.
La condición de la mujer era siempre de limitación y de inferioridad con respecto a los hombres. Para las mujeres esclavas y las mujeres libres pobres, su situación exigía que se dedicaran a toda clase de actividades, tanto en las casas como en las calles. Puesto que las esclavas tenían la obligación de prestar servicios sexuales al amo y otros hombres de la casa patriarcal, las libertas eran consideradas como personas carentes de honor en un grado mas profundo que los libertos.
La familia extendida era una institución social en la época de Pablo. Esta tenía una enorme capacidad para desarrollar el ministerio cristiano. Ya mencionada en 1.16, la familia de Estéfanas era de los primeros frutos del ministerio de Pablo, y utilizaban sus recursos para la iglesia de Dios, pues se habían dedicado a servir a los miembros de la iglesia. Si los corintios estaban enfrentando una escasez de granos, entonces había una casa que ministraba diariamente a aquellos que no tenían nada (11.22). Su ministerio incluiría también la hospitalidad hacia los viajeros cristianos.
Pablo tuvo esta hospitalidad en Éfeso con Estéfanas, así como con Fortunato y Acaico. La llegada de ellos alegró el corazón de Pablo, y pudieron llenar el vacío que él sentía en su vida, separado como lo estaba de la iglesia corintia. El apóstol explica que estos amigos refrescaron su espíritu y que también lo habían hecho por los corintios.
La iglesia contemporánea necesita de tales personas, que sirvan a las necesidades de los demás con los dones que Dios les han dado.
Ubiquemos a estas familias en nuestros respectivos países, y demos gracias al Señor por ellas. Oremos para que Dios les dé sabiduría y guíe en la labor que realizan.
BIBLIOGRAFÍA
- Irene Foulkes, Comentario Bíblico Latinoamericano, Comentarios al Nuevo Testamento, Primera carta a los Corintios, Editorial Verbo Divino 2003.
- Carson, D., France, R., Motyer, J., & Wenham, G. (2000, c. 1999). Nuevo Comentario Bíblico: Siglo Veintiuno (edición digital) (1 Cor 16.15). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
Serie: Personajes de la Biblia
- Abel, la fe que Dios desea | 1
- Alejandro, el calderero que se portó mal con Pablo | 2
- Diótrefes, a quien le gustaba ser el primero | 3
- Enoc, el amigo de Dios | 4
- Epafras, el creyente que oraba siempre por los demás | 5
- Estéfanas, el creyente que todo buen líder desea | 6
- Evodia y Síntique, fieles creyentes que necesitaban ponerse de acuerdo | 7
- Lamec, su soberbia ante Dios | 8
- Jabés, su petición al Señor | 9
- La niña cautiva, que ayudó a un general del rey de Siria | 10