Evodia y Síntique, fieles creyentes que necesitaban ponerse de acuerdo | 7

Evodia y Síntique, fieles creyentes que necesitaban ponerse de acuerdo | 7

Filipenses 4.2-3: 

  1. Les ruego a Evodia y Síntique que se pongan de acuerdo, pues las dos son cristianas. (TLA) 
  1. Ruego a Evodia, y también a Síntique, que se pongan de acuerdo como hermanas en el Señor. (DHH) 
  1. Ruego a Evodia y a Síntique, que se pongan de acuerdo en el Señor. (RVC) 

La ciudad de Filipos estaba situada en la región oriental de Macedonia (parte norte de la actual Grecia). Había sido fundada por el rey Filipo II de Macedonia (padre de Alejandro Magno), en el año 358/357 a.C. 

Cuando los romanos convirtieron a Macedonia en provincia romana (año 148 a.C.), comenzó una nueva etapa en la historia de la ciudad. Por su excelente situación geográfica al encontrarse en la fértil llanura de aluvión y cerca del gran camino (la vía Ignacia), unía a Europa con Asia. 

En el año 42 a.C., se le otorgo el título de «Colonia Romana», lo cual hizo de ella una Roma en miniatura. Las colonias romanas eran verdaderas réplicas de la capital imperial, y todas aquellas ciudades que eran constituidas colonias recibían un verdadero honor. Como colonia, Filipos era una ciudad con gobierno propio y con un alto nivel cultural. 

Como colonia militar romana, sus habitantes gozaban de los privilegios de la ciudadanía romana, que era considerada de gran estima. La ciudadanía romana garantizaba muchos derechos y privilegios, que hacían sentirse orgulloso al poseedor de ella. Es muy probable que por ello Pablo les recuerda a los filipenses que nuestra ciudadanía está en los cielos (Fil 3.20). 

Pablo era ciudadano romano al igual que los filipenses. Sin embargo, sufrió una gran humillación en su visita a aquella ciudad. La ley romana prohibía azotar a un ciudadano romano.  

Filipos tiene la distinción de ser la primera ciudad europea evangelizada por Pablo. En Hechos 16. 6-40 se relata la conmovedora historia de aquel comienzo.  

Una de las motivaciones de la carta era que Pablo quería dar noticias a los amigos sobre su situación personal y sus expectativas: está preso y no sabe cuál será el resultado del proceso.  Sabe que de todos modos eso ha servido para hacer más notorio el evangelio, y también confía que quedará libre. Espera ir personalmente a Filipos, pero, mientras tanto, les envía a Timoteo, para que le traiga noticias de esa comunidad. 

Había recibido de la iglesia de Filipos una ayuda (2 Cor 11.9), y estando en la cárcel esta ayuda era especialmente oportuna. Quería agradecer la ayuda que le habían enviado por medio de Epafrodito (2.25). Otro motivo era que en la comunidad de Filipos se habían presentado algunos casos de discordia, que Pablo ve como producto de la falta de humildad. Especialmente exhorta a Evodia y Síntique, dos hermanas en Cristo que, sin duda, eran influyentes en la comunidad, a que vivan en armonía (4.2-3). 

Las palabras usadas por Pablo aquí muestran la profundidad de sus sentimientos mientras escribía a sus amigos filipenses. Dos veces en un solo versículo usa la palabra amados (4.1). Pablo se goza en ellos, los ama y los añora (1.8). Más que cualquier otra cosa, los alienta a estar firmes en el Señor (véase 1.27), como soldados determinados a no retroceder cualesquiera sean las fuerzas en su contra. 

No sabemos nada más acerca de Evodia y Síntique, pero Pablo se refiere a ellas en términos muy cálidos, como «hermanas [que] lucharon a mi lado en el anuncio del evangelio». Sin embargo, él tuvo que suplicarles que como hermanas «se pongan de acuerdo como hermanas en el Señor», y pedir a un fiel compañero que las ayude (DHH, 4.2). 

Cuando Pablo critica, busca también afirmar y encomendar. Menciona específicamente a Clemente (v. 3), pero reconoce también a todos sus consiervos, y lo más importante que puede decir de ellos es que sus «nombres ya están escritos en el libro de la vida». En relación con este «libro de la vida» (véanse Éx 32.32; Sal 69.28; Dn 12.1 y Ap 21.27). También les recuerda las palabras del Señor Jesús, cuando enseñó a sus discípulos a no regocijarse en los logros en su servicio, sino en la gracia de Dios que posibilitó que sus nombres estén «escritos en los cielos» (Lc 10.20).  

El nombre Evodia significa «buen camino». Si hubiese vivido de acuerdo con el significado de su nombre, se le hubiese llamado «la que ha llegado». El nombre Síntique significa buena «suerte».  Si hubiese vivido en nuestros días y de acuerdo con el significado de su nombre, sería conocida como una «una mezcladora». 

Hay dos aspectos que llaman la atención en el ruego de Pablo. Primero, no las exhorta a la reconciliación, porque eso implicaría que una de ellas tendría que tomar la iniciativa. Al pedirles que «se pongan de acuerdo», el apóstol les pide que lleguen a un mutuo entendimiento, en el cual ambas tendrían que tomar la iniciativa y llegar a mutua comprensión. En segundo lugar, Pablo les pide «que se pongan de acuerdo como hermanas en el Señor», ya que es en el Señor donde únicamente hay armonía completa. La expresión «en el Señor» debía recordarles que su desacuerdo que habían tenido como hermanas no era en el Señor. 

Qué acertado estuvo el gran apóstol al recordarles a los hermanos y hermanas de Filipos, que el valor real de la vida es aquel que se desprende de una relación correcta con Dios. ¡Ser ciudadanos del cielo es un privilegio que nos otorga Dios, sin merecerlo! 

Oremos sin cesar por situaciones específicas en donde la paz y la armonía se han roto entre las personas que conocemos. Muchas veces, en nuestras comunidades cristianas hay hechos similares y disputas sobre pequeñeces. Hay celos y rivalidades. Seamos sensibles e intercedamos con más intensidad para la solución de los conflictos que conozcamos. 

Dios desea que todos sus hijos e hijas vivan en paz y practiquen la paz (4.2-9). Él ha hecho todo porque así sea. Aquí está la fórmula divina para la paz verdadera. 

BIBLIOGRAFÍA  

  • Pedro Ortiz, Comentario Bíblico Latinoamericano, Comentarios al Nuevo Testamento, Carta a los Filipenses, Editorial Verbo Divino 2003. 
  • Evis Carballosa, Filipenses: un comentario exegético y práctico, Publicaciones Portavoz Evangélico, Barcelona 1973. 
  • Carson, D., France, R., Motyer, J., & Wenham, G. (2000, c1999). Nuevo Comentario Bíblico: Siglo Veintiuno (edición digital) (Fil. 4:1). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas. 
  • Carson, D., France, R., Motyer, J., & Wenham, G. (2000, c1999). Nuevo Comentario Bíblico: Siglo Veintiuno (edición electrónica) (Fil 4:5). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas. 

Serie: Personajes de la Biblia

Scroll al inicio