¡Hay que atreverse!

¡Hay que atreverse!

«Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón.» (Salmos 31.24)

¡Hay que atreverse!
Imagen provista por unsplash.com/@brookecagle

Allí estaba Matilda, conversando con unas amigas. Una mezcla de ansiedad y nervios hacía que la adrenalina corriera a toda velocidad por las venas de José. Pero decidió reunir todas sus fuerzas y, en una gran lucha por vencer su timidez, se animó a dar el primer paso:

—«Matil, ¿podríamos conversar a solas por unos minutos? Quisiera decirte algo…»

Con un dejo de complicidad en su mirada, como si se diera cuenta de lo que estaba por acontecer, Matilda accedió al pedido del muchacho… ¡y fue entonces que comenzó una historia de amor que años más tarde se transformaría en un matrimonio feliz!

¡Hay que atreverse!

Como si se tratara de un río potente, un gran caudal de posibilidades pasa delante de nosotros todos los días: logros, relaciones, proyectos, sueños, y un sinfín de oportunidades que están allí, al alcance de las manos si tan solo… ¡si tan solo nos atrevemos!

Pero… ¿atrevernos a qué?

¡A salir de la zona de comodidad para alcanzar aquello que deseamos!

¡A vencer las debilidades del carácter que impiden que tomemos decisiones «arriesgadas»!

¡A sobreponernos a nuestra condición actual!

¡A «soltar amarras» y navegar hacia rumbos que nunca antes hemos explorado!

¡A dar el primer paso, decir aquella palabra, escribir aquella carta, generar ese cambio!

¡Atrevámonos! ¡El éxito será nuestro si nos arriesgamos y enfrentamos diariamente cada uno de los desafíos!


Sumérgete: Aprovechemos cada oportunidad que Dios nos da para crecer y desarrollar nuestros talentos. ¡Seamos valientes y atrevámonos a vivir al máximo, siguiendo los planes de Dios para nuestra vida!

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