Honrar al anciano: un mandato de Dios

Honrar al anciano: un mandato de Dios

«Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor.» (Levítico 19.32)

Honrar al anciano: un mandato de Dios

¡Qué tonto se veía Luciano mientras se reía del pobre anciano en el autobús! Minutos antes el hombre se había levantado de su asiento y le preguntó al conductor si faltaba mucho para llegar al cruce de tal calle y tal avenida. «¡Caballero! ¡Usted se equivocó de rumbo! ¡Debía haberse subido al servicio que va en el sentido contrario!»

La voz del conductor y la sorpresa en el rostro del abuelito fueron los detonantes de la risa de Luciano y sus amigos, que no paraban de hacer bromas acerca del incidente.

Es feo decirlo, pero cuántos adolescentes y jóvenes le faltan el respeto a la gente mayor. Y no solo mediante burlas y chistes, sino también al no escuchar siquiera sus consejos ni prestarles atención cuando cuentan sus anécdotas de vida.

La juventud no dura para siempre. Si bien es cierto que debemos mantener un corazón alegre y juvenil, los años pasan y, aunque no nos guste, iremos envejeciendo. Cuando llegue esa época, ¿desearemos que los jóvenes nos valoren o nos desprecien?

Dios nos enseña a respetar a nuestros mayores. Y no solo a los ancianos, sino también a las personas que tienen más años y experiencia que nosotros. Respetar no significa obedecer ciegamente sus instrucciones ni someterse incondicionalmente sin pensar en lo que estamos haciendo.

Respetar quiere decir escuchar con atención, ser amables, acompañar a los mayores en sus necesidades, valorar sus consejos y aprender de sus historias de vida.

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Si tenemos abuelos, no los olvidemos ni dejemos de visitarlos. Preguntémosles acerca de su vida. Seguramente descubriremos muchas cosas que no sabíamos y tendremos la oportunidad de aprender de sus aciertos y errores.

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1 comentario en “Honrar al anciano: un mandato de Dios”

  1. Seamos concientes de nuestras acciones, en ves de burlarnos de los demás deberíamos hacer lo contrario porque nosotros también llegaremos a esa edad, reflexionemos y comprendamos a los demas, aveces solo hacemos cosas que lastimamos a los demas sin medir las concecuencias.

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