1 Crónicas 4.9-10:
9 Jabés fue el más destacado de sus hermanos. Su madre lo llamó Jabés, porque dijo: «Yo lo di a luz con dolor.» 10 Y Jabés invocó al Dios de Israel. Dijo: «¡Cómo quisiera que me des tu bendición, que ensanches mi territorio, que tu mano esté conmigo y que me libres del mal, para que no sufra yo ningún daño!». Y Dios le concedió lo que pidió.
A primera vista, los libros de Crónicas parecen ser una repetición de los episodios ya relatados en otros escritos (especialmente en Samuel y Reyes). Esto es verdad hasta cierto punto, ya que en ellos vuelven a encontrarse, ampliados en algunos puntos y condensados en otros, casi todos los sucesos referidos. Sin embargo, no se trata de una mera reiteración, sino de una nueva presentación de los mismos hechos, adaptada a las circunstancias históricas en que se encontraba el pueblo judío después del exilio.
Cuando un grupo de judíos exiliados en Babilonia obtuvo el permiso para regresar a Jerusalén y emprender las obras de reconstrucción, sus condiciones de vida en el país de Judá no fueron las mismas que las de sus antepasados en tiempos de la monarquía.
Esa pequeña comunidad ya no formaba un estado independiente, sino que estaba sometida al Imperio persa. Este vasto imperio (a diferencia de Asiria y de Babilonia), practicaba, por lo general, una política de tolerancia en materia religiosa, y dio a los repatriados reiteradas muestras de benevolencia.
En este nuevo contexto, se hacía indispensable tener una visión renovada de la historia de Israel, que pudiera iluminar la situación presente y servir de guía para el futuro. Esto fue, precisamente, lo que ofrecieron los libros de Crónicas a la comunidad judía postexílica: una meditación sobre la historia de Israel, que debía ser al mismo tiempo una lección de fidelidad al Señor, a su ley y al culto celebrado en el templo.
Como se desconoce el nombre de su autor, los historiadores modernos suelen llamarlo «el Cronista». Por el carácter de su obra, cabe suponer que era un levita de Jerusalén y que escribió entre los años 330 y 250 a.C. Este mismo es el autor de los libros de Esdras y Nehemías.
Para escribir esta historia, el autor recurrió, en primer lugar, a los libros canónicos de Génesis, Éxodo, Números, Josué y Rut; pero su fuente principal son los libros de Samuel y Reyes, de los que reproduce pasajes enteros casi al pie de la letra.
Además, cita numerosas fuentes que no han llegado hasta nosotros: las crónicas del rey David (1 Cr 27.24), el libro de los reyes de Judá y de Israel (2 Cr 16.11; 27.7), el libro de los reyes de Israel (1 Cr 9.1; 2 Cr 20.34), las crónicas de los reyes de Israel (2 Cr 33.18), el comentario del libro de los reyes (2 Cr 24.27) y numerosos documentos relativos a los profetas (véanse, por ejemplo, 1 Cr 29.29; 2 Cr 9.29; 12.15; 13.22; 32.32).
El esquema siguiente ofrece una visión sinóptica del Primer libro de las Crónicas: Desde Adán hasta David (1–9) y El reinado de David (10–29).
La mención de Jabés es la única en la Biblia, en solamente estos dos versículos del libro de 1 Crónicas.
De todas las personas que se mencionan en este capítulo 4, el más notable es Jabés. Se puede destacar que buscó ser verdaderamente grande en hacer la voluntad de Dios y orar fervorosamente para ello. Él oraba con gran fe al Dios de sus padres, revelado en las Escrituras y en la historia de su propio pueblo Israel.
Su oración refleja una gran audacia y ora por cuatro cosas: que Dios verdaderamente lo bendijera con bendiciones espirituales, que Dios ensanchara su territorio en la tierra de sus padres, que la mano de Dios estuviera con él y que le guardara de todo mal y sufrimiento.
¿Por qué es tan cautivante esta mini biografía? En su historia encontramos registrada su transformación personal. Vemos el principio, el medio y el final. Hasta se nos dice por qué y cómo se produjo aquella transformación tan radical. Su pequeña oración no tiene poderes especiales, ni está formada por palabras mágicas.
En la biografía de Jabés vemos como Dios ama a los «donnadies». Junto con Ezer, Cos y Anub (y sus otros parientes mencionados solo de pasada en 1 Crónicas), vemos que su vida termina llena de importancia, realización y honra. Dios tiene unos planes grandiosos para los siervos «inútiles».
Veamos cuál fue su oración: «¡Cómo quisiera que me des tu bendición, que ensanches mi territorio, que tu mano esté conmigo y que me libres del mal…!» (4.10b). Su oración es el clamor de un granjero y pionero. Mira sus circunstancias del presente y toma una decisión: «Yo nací para más que esto». Según la traducción que se lea, la palabra territorio también es traducida como costa o frontera. En función de la vida, significa los límites de su influencia, propiedad o responsabilidad.
Jabés no estaba pensando en el crecimiento solo por el crecimiento mismo, o por tener más espacio a expensas de otro, ni de la promesa de tener dinero fácil. ¿Por qué? El texto bíblico afirma que era «el más destacado de sus hermanos». Para que Jabés haya sido digno de semejante alabanza, sus peticiones y motivaciones tienen que haber estado en armonía con los propósitos de Dios.
Hombre agricultor, comprendía que la extensión de sus tierras le pondría un límite a lo que él podría hacer para Dios. Suplicar una bendición se puede considerar como una santa petición para la vida, pedir mayor territorio para Dios se puede considerar un santo deseo. Y este tipo de pasión honra a nuestro Padre.
Preguntémonos en este momento: ¿Le estamos pidiendo más a Dios a fin de poder hacer más para él? Dios está esperando que cada uno de nosotros se aferre a una vida mayor —una visión que esté de acuerdo con la suya— y le suplique que se convierta en realidad. Si queremos dar más fruto para Dios, necesitamos más oportunidades, y necesitamos ver las oportunidades que ya nos rodean, y que hemos pasado por alto continuamente.
Por más que le pidamos frecuentemente a Dios este tipo de «más», podemos estar seguros de que él escucha nuestra petición con aprobación y con planes, para favorecernos en abundancia.
BIBLIOGRAFÍA
- Carson, D., France, R., Motyer, J., & Wenham, G. (2000, c1999). Nuevo Comentario Bíblico: Siglo Veintiuno (edición digital) (1 Crónicas 4:1-23). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
- La Biblia de Estudio: Dios Habla Hoy. 1998 (edición digital) (1 Crónicas 1:1). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
- Matthew Henry, Comentario de la Biblia de Matthew Henry (edición digital) (1 Crónicas 4) Miami: Editorial Unilit) 1999.
- Bruce Wilkinson y David Koop, La oración de Jabes, Devocionario, Editorial Unilit, Colombia 2002.
Serie: Personajes de la Biblia
- Abel, la fe que Dios desea | 1
- Alejandro, el calderero que se portó mal con Pablo | 2
- Diótrefes, a quien le gustaba ser el primero | 3
- Enoc, el amigo de Dios | 4
- Epafras, el creyente que oraba siempre por los demás | 5
- Estéfanas, el creyente que todo buen líder desea | 6
- Evodia y Síntique, fieles creyentes que necesitaban ponerse de acuerdo | 7
- Lamec, su soberbia ante Dios | 8
- Jabés, su petición al Señor | 9
- La niña cautiva, que ayudó a un general del rey de Siria | 10