La Biblia, Palabra de Dios

La Biblia, Palabra de Dios

Nacida en el oriente y vestida de forma e imaginación oriental, la Biblia anda por todo el mundo con pies familiares, y entra en tierra tras tierra para hallar la suya en todas partes. 

Ha aprendido a hablar al corazón del hombre en centenares de idiomas. Llega al palacio para decirle al monarca que es un siervo del Altísimo, y luego entra en la casa de campo para asegurarle al campesino que él es un hijo de Dios. Niños escuchan su relato con admiración y encanto, y sabios la consideran ser parábola de luz. 

Contiene una palabra de paz en la hora de peligro, una palabra de consuelo en el tiempo de calamidad, y palabra de luz en la hora más oscura. 

Sus oráculos se repiten en la asamblea del pueblo; su consejo se susurra en el oído del solitario. 

A los perversos y orgullosos les hace temblar sus amonestaciones, pero a los heridos y contritos les resuena como voz de madre. 

El desierto y el lugar solitario han sido alegrados por ella, y el fuego del hogar ha alumbrado la lectura de sus páginas bien hojeadas. 

Se ha pasado lentamente a nuestros sueños más preciosos para que el amor, la amistad, la memoria y esperanza, la simpatía y devoción se vistan de la ropa más bella de su lenguaje atesorado que respira incienso y mirra. 

¡La Biblia! ¡La Palabra de Dios! 

Autor Desconocido

«Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir. De ese modo, los servidores de Dios estarán completamente entrenados y preparados para hacer el bien» (2 Ti 3.16-17, TLA).

Scroll al inicio