Lamec, su soberbia ante Dios | 8

Génesis 4.19-24: 

19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; una de ellas se llamaba Ada; la otra Silá. 20 Ada dio a luz a Jabal, que fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganado. 21 El nombre de su hermano era Jubal, que fue el padre de los que tocan arpa y flauta. 22 También Silá dio a luz a Tubal Caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal Caín fue Noamá. 23 Dijo entonces Lamec a sus mujeres: «Ada y Silá escuchen mi voz; mujeres de Lamec, atiendan a mis palabras. Si soy herido mataré a un varón; si soy golpeado, mataré a un joven. 24 Y si Caín será vengado siete veces, Lamec será vengado setenta veces siete.» 

Génesis 5.25-31: 

25 Matusalén vivió ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec. 26 Después de engendrar a Lamec, Matusalén vivió otros setecientos ochenta y dos años, y engendró más hijos e hijas. 27 Y todos los días que Matusalén vivió fueron novecientos sesenta y nueve años. Entonces murió. 28 Lamec vivió ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo, 29 al que le puso por nombre Noé, pues dijo: «Este niño nos hará descansar de las obras que tenemos que hacer con nuestras manos, por causa de la tierra que el Señor maldijo.» 30 Después de engendrar a Noé, Lamec vivió otros quinientos noventa y cinco años, y engendró más hijos e hijas. 31 Y todos los días que Lamec vivió fueron setecientos setenta y siete años. Entonces, murió. 

Caín fue condenado a andar vagabundo por el mundo, en castigo por asesinar a su hermano Abel (Gn 4.11-14). Caín se apartó de la presencia del Señor, y se marchó a habitar la tierra de Nod, al oriente de Edén.    

No podemos localizar el lugar de su morada exacta, pero Nod en hebreo significa «andar errante».  El nombre de esa región parece buscado para expresar que Caín se dirigió hacia tierras deshabitadas y continuar su vida errante y fugitiva.  

Génesis 4.17-22 resalta la genealogía de Caín. La lista de sus descendientes enumerados contiene siete nombres. Sin duda que hay en el número algo de convencional, por ser el siete el número perfecto. 

En Nod o en el destierro, Caín fijó su morada. La prehistoria nos da a conocer los pasos lentos de la humanidad, en la conquista de aquellos elementos que constituyen la cultura material, a partir de la piedra tallada. 

El narrador sagrado presenta a Caín edificando una ciudad, poniéndole a la misma Enoc en honor de su hijo al cual llamó Enoc (Gn 4.17). Aquí, «ciudad» tendrá el sentido de morada familiar, pues no da a entender que existieran más habitantes en la tierra. 

Era común ver agrupaciones de estas moradas protegidas por lo escabroso de los lugares, por las aguas, por las empalizadas o por los muros de piedras gruesas, formando un poblado, y que en la antigüedad se honraban fácilmente con el nombre de ciudad. 

Los orígenes de la cultura humana están vinculados, en cuanto a progreso material, a la descendencia de Caín. En ello hay, sin duda —un sentido irónico—, pues para el autor sagrado, el progreso material y la vida sedentaria fomentan el vicio y el alejamiento de Dios; mientras que la simplicidad de las costumbres de la vida nómada, favorece el espíritu de religiosidad. 

El relato bíblico detalla una particularidad con Lamec, quien introdujo una nueva degeneración en la humanidad: la poligamia. Lamec es el primer bígamo de la historia. En los orígenes, formó Dios una sola mujer para un solo varón, y así se constituyó la primera sociedad familiar, aumentada luego con los hijos. Pero, en la ciudad de Caín nació el primer vicio que vino a herir la institución divina, y fue la poligamia. 

Lamec, engreído con el trabajo de su hijo Tubal Caín, quien era forjador de metales, se muestra feroz y pronuncia lo que podemos llamar el «canto de la espada».  El texto bíblico dice así:  23 Dijo entonces Lamec a sus mujeres: «Ada y Silá escuchen mi voz; mujeres de Lamec, atiendan a mis palabras. Si soy herido mataré a un varón; si soy golpeado, mataré a un joven. 24 Y si Caín será vengado siete veces, Lamec será vengado setenta veces siete.» 

Este es el primer trozo lírico de la Biblia, es la glorificación de la fuerza bruta. Lamec se siente orgulloso de los inventos de su hijo herrero, y sabe y proclama que los de su familia serán vengados inmediatamente con la espada. Es la ley de la venganza salvaje y el abuso de la fuerza bruta. Por un rasguño devolverá la venganza exterminadora. 

El autor sagrado presenta a Lamec, descendiente de Caín, como el prototipo del criminal insolente, que no tiene escrúpulos morales y se gloría de sus crímenes y atropellos. Nos ha querido mostrar cómo, en efecto, el ser humano después de su caída (Gn 3), quiso determinar su rumbo, y, en esta encrucijada, la humanidad se dividió en dos partes. Una era mala, que se apartó de Dios y de su ley moral, preocupándose solo de desarrollar la civilización material para gozar de la vida, es la descendencia de Caín. 

También hay otra humanidad, que es buena, que, lejos de cultivar el progreso material, se preocupó de vincularse a Dios, viviendo según su ley; es la descendencia de Set, que, a su vez, es el sustituto del inocente Abel, víctima de la envidia y egoísmo de la parte mala de la humanidad. 

Respecto a nuestra propia vida, esta es la gran pregunta: ¿Con quién estoy identificado? 

BIBLIOGRAFÍA 

  • Alberto Colunga y Maximiliano García Cordero, Profesores de Salamanca, Biblia comentada, Tomo I, Pentateuco, Madrid 1967. 
  • William Sanford Lasor, David Allan Hubbard, Federico WM Bush, Panorama del Antiguo Testamento, Nueva Creación, Buenos Aires 1995. 

Serie: Personajes de la Biblia

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