Lejos de Dios... ¡nada tiene sentido!

Lejos de Dios… ¡nada tiene sentido!

«Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.» (Salmos 5.1-3)

Lejos de Dios... ¡nada tiene sentido!

Años atrás un joven latinoamericano escribió la siguiente oración en un momento decisivo de su vida. Que sus palabras nos sirvan de inspiración al hablar con Dios en este día.

«Sé que Dios quiere lo mejor para mí. Quiere que despierte a las tremendas posibilidades que tengo como hijo suyo y que me decida a seguirlo cada día.

»¡Hoy quiero tomar decisiones firmes! Decidirme a confiar en él, a dejar de lado las ambiciones vanas en mi vida, a perderme en los brazos del Señor a fin de recibir lo que él tiene para mí y abandonar todo lo que me separa de su amistad. ¡Lejos de Dios nada tiene sentido!

»Por esto, hoy decido volver a empezar. ¡Ser una persona nueva! Comenzar a caminar de la mano de Jesús y confiar solamente en él. Sé que esta decisión cambiará mi vida para siempre.

»Señor, perdóname por tanto tiempo malgastado en las tinieblas y por vivir lejos de ti. Perdón por haber cedido ante las tentaciones. Aquí están mis pecados. ¡Límpiame! ¡Necesito comenzar de nuevo, nacer otra vez, terminar con la vida vieja y disfrutar todo lo que tienes para mí! Sé que solo al confiar en ti podré disfrutar la verdadera felicidad.

»Dios mío, ayúdame a poner orden en mis prioridades. Quiero seguirte y amarte, y por eso necesito tu ayuda y fortaleza todos los días de mi vida.

»Sé que hoy comienzo una nueva etapa. ¡Puedo afirmarlo, asegurarlo y comenzar a disfrutarlo! ¡Muchas gracias, Señor, por tu incomparable amor!»

Sumérgete: Dios quiere bendecir nuestra vida con su amor, perdón y paz. ¿Deseamos recibir sus beneficios?

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