«Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres»
1 Timoteo 2.1
Miles de hombres y mujeres oran a Dios en todos los países del mundo y en diferentes lenguas.
Nuestros familiares, amigos, conocidos, vecinos, compañeros, y todos aquellos con quienes nos relacionamos necesitan conocer el amor de Dios. ¡Saber que Jesús murió en la cruz para darnos salvación y resucitó al tercer día para que podamos gozar de una nueva vida!
Son personas con quienes compartimos horas de trabajo o estudio. Gente que desayuna a nuestro lado y duerme en nuestra propia casa. Varones y mujeres con quienes practicamos deportes, miramos las mismas películas en el cine, comemos en el mismo restaurante, gritamos los goles del mismo equipo, se sientan a nuestro lado en el autobús.
¡Multitud de individuos que pueden estar lejos de Dios pero cerca de nosotros!
Como seguidores de Jesús, deseamos ver al mundo transformado por su amor, y nuestra primera responsabilidad hacia quienes nos rodean espedirle a Dios que puedan conocerlo, recibir su perdón para así disfrutar de una vida plena.
¡Tal vez seamos los únicos que oremos por los hombres y las mujeres que están a nuestro lado!
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