«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.» (1 Pedro 5.8)

Es cierto: el diablo y los demonios no son producto de la imaginación de algún director de cine o de un escritor de cuentos. ¡Existen e intentan perjudicar a la gente todo el tiempo!
Hay personas que se atemorizan al pensar en los demonios. También están aquellos que se ríen del asunto porque dicen que se trata de historias que los abuelitos usan para asustar a los niños y obligarlos a realizar sus tareas.
Detrás de la maldad, el egoísmo y la violencia hay un mundo espiritual que trabaja día y noche para intentar destruir la alegría, el amor y la paz. Lo peor del asunto es que muchas personas se dejan llevar por esos impulsos y no permiten que Dios guíe sus vidas.
¡Pero Jesús es más importante y poderoso que cualquier fuerza maligna! En la cruz hizo posible que los seres humanos que creemos en él podamos ganarle al diablo en su intento por destruirnos.
Es cierto: los demonios querrán tentarnos para que decidamos por nuestra cuenta e ignoremos lo que Dios desea para cada uno de nosotros. Pero podremos triunfar sobre ellos si…
…le damos a Jesús el primer lugar en nuestra vida;
…buscamos la ayuda de Dios en oración;
…le decimos «no» a la tentación.
¡No le tengamos miedo al diablo! Si Jesús está en nuestro corazón, ¡no hay nada que temer!
Sumérgete: No participemos de actividades en las que la gente intenta hablar con los espíritus o los demonios. La Biblia enseña que no debemos practicar ese tipo de cosas. ¡Cuando conocemos a Jesús no necesitamos nada de eso porque sabemos que nuestro pasado, presente y futuro están en sus manos!
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