«Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.» (Eclesiastés 5.5).
Uno de los males de nuestra época es la falta de concreción. La gente sueña con una vida de éxito, anhela disfrutar la felicidad en todo lo que hace, desea llevar adelante sus proyectos, se ilusiona con las posibilidades de cambio… ¡pero nunca pasa del dicho al hecho! ¡Jamás concreta!
Es muy cierto aquello de no dejar para mañana lo que podamos hacer hoy. En otras palabras, no dejar las cosas para más adelante y llevarlas a cabo en el presente. ¡Hacerlo y no tan solo saberlo o desearlo!
Por eso…
…si estudiamos en la universidad, ¡no nos detengamos hasta finalizar la carrera!
…si sabemos que nuestro noviazgo es serio, está basado en el amor, el respeto mutuo y los planes en común, ¡no dejemos pasar los años y casémonos con la persona amada!
…si nos hemos casado, ¡disfrutemos de lo que significa vivir juntos «hasta que la muerte nos separe»!
…si comenzamos un negocio, ¡no abandonemos apenas surjan los problemas!
…si estudiamos un idioma, ¡sigamos adelante hasta dominarlo por completo!
Todos quieren tener una vida plena y feliz, pero solo quienes mantienen una voluntad firme y hacen lo que deben hacer, llegarán a disfrutar de la verdadera realización.
¡No abandonemos antes de tiempo! ¡Concretemos!
Sumérgete: Hagamos una lista de las actividades y proyectos en los que participamos. ¿Sentimos la tentación de abandonar? Pensemos qué deseamos hacer y entonces no abandonemos hasta alcanzarlo.