No vivamos desenfocados

No vivamos desenfocados

Mucha gente vive desenfocada, con una imagen borrosa de lo que es la vida. 

  • Gastan el tiempo en lugar de invertirlo. 
  • Utilizan a los demás para alcanzar los fines personales. 
  • Dejan para mañana lo que se puede concretar hoy. 
  • Son relativas con lo absoluto, pero absolutas con lo que es relativo. 
  • Desperdician el talento personal en vez de buscar un continuo perfeccionamiento. 
  • Compiten de manera desleal. 
  • Centran sus vidas en ilusiones más que en decisiones que les permitan alcanzar sus sueños. 
  • Aplican paliativos a su tristeza en lugar de buscar soluciones definitivas. 

Y la lista podría seguir. 

Tal vez haya que seguir el consejo de un fotógrafo profesional, que decía en una revista especializada: «Las cámaras actuales están programadas para hacer “autofoco”: enfocan al centro de la imagen; por eso, en estos casos es necesario situar al sujeto en el centro y a continuación apretar el botón de disparo hasta la mitad para hacer foco, después de hacerlo, y sin soltarlo, hacer más presión sobre el botón para sacar la foto.» 

«Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.» (Colosenses 3.1-2) 

Si no queremos vivir desenfocados, pongamos a Dios en el centro de nuestra vida y de nuestros objetivos, y entonces el resto de las cosas, el cuadro total, no tardará en enfocarse y ponerse en orden. 

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