Números 32.23
Introducción
Dos tribus de Israel fueron a Moisés a hacerle un pedido especial. Eso dio lugar a la declaración de Moisés: «Si no lo hacen así, habrán pecado a los ojos del Señor, y sepan bien que su pecado los alcanzará».
El alcance del pecado
Tarde o temprano nos alcanza – No es Dios quien viene a nuestro encuentro para castigarnos, es el mismo pecado que nos separa de Dios (Rom 6.23)
Alcanzó a Caín, a Judas, a David. Enfermedades, demencia, drogas.
Pablo dice lo mismo en Gálatas 6.7: «No se engañen, Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará». Es la ley de la siembra y la cosecha.
El mundo está cosechando su propia semilla. Nada ha quedado intacto. Todo ha sido afectado: Salud, hogar, ecología, cultura. ¡El pecado es terrible y siempre provoca daño!
El pecado aguarda paciente hasta morder. Incluso nos espera más allá de la tumba (Lázaro y el rico)
El freno del pecado
El muro de la gracia: Una sola cosa detiene las consecuencias del pecado: Jesucristo.
Se necesitaba a alguien que pudiera pagar la deuda impagable de una humanidad en bancarrota.
Esa fue la obra de Dios – Enviar a su Hijo. Isaías 53 nos revela dos cosas:
La obra del pecado (v. 3)
La liberación del pecado (v. 6)
La obra del Cristo detiene el castigo del pecado sobre nosotros.
Conclusión
Tenemos que arrepentirnos de nuestro pecado y acercarnos a Cristo, o esperar la infalible obra del pecado en nuestra vida. Es Cristo o la consecuencia del pecado. No hay tierra neutral.