«Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos». (Números 13.30)
¿Cuál es la diferencia entre quienes logran cumplir sus objetivos y aquellos que se quedan en el camino? ¿Por qué algunas personas alcanzan sus sueños y otras nunca logran concretarlos?
Dios había sido muy claro con los israelitas. Les había prometido que estaría con ellos y que los ayudaría a conquistar la tierra que tenían por delante. Sin embargo, muchos de ellos dudaban y le pidieron a Moisés, su líder, que seleccionara doce espías para que fueran a investigar el lugar.
Los doce espías salieron del desierto, cruzaron el río y observaron con atención todo lo que encontraron a su paso. Luego regresaron y presentaron su informe.
Todos dijeron lo mismo: ¡el lugar era excelente, hermoso y lleno de cosas buenas! El único problema era que estaba ocupado por guerreros de temible apariencia. ¡Deberían luchar contra ellos para lograr lo que Dios les había prometido!
Aunque los doce coincidieron en su informe, solo dos, Josué y Caleb, dijeron que la conquista sería posible. El resto se dedicó a sembrar temores y dudas en medio del pueblo. ¡Pensaban que era imposible lograr una hazaña semejante!
Hacerles caso a los pesimistas hizo que no lograran lo que Dios quería y se perdiera una generación entera. Del grupo de los espías, solo dos alcanzaron, años más tarde, el objetivo propuesto. ¡Mantuvieron su optimismo a pesar de todo!
Animémonos a creer en las promesas de Dios y nunca permitamos que nadie nos contagie su visión negativa de la vida.
Sumérgete:
Josué y Caleb conocían lo que Dios enseña en la Biblia. ¡Alimentaban su fe cada día meditando en sus enseñanzas y consejos para la vida! Sigamos su ejemplo y seremos personas llenas de fe y entusiasmo.
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