¿Te has sentido discriminado?

¿Te has sentido discriminado?

«Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.» (1 Corintios 10.24)

¿Te has sentido discriminado?
Imagen provista por unsplash.com/@gohrhyyan

Años atrás Gabriel y Adrián salieron a recorrer su vecindario junto a Felipe, quien se movilizaba gracias a una silla de ruedas. Los muchachos querían demostrar, mediante una investigación para la universidad, que las calles, los comercios y el transporte de aquella zona no estaban preparados para que todos pudieran acceder.

Con una cámara de video, empezaron su aventura. ¡En el primer intento por cruzar una calle, la silla de Felipe se quedó atascada en una rampa mal diseñada! Cuando preguntaron por el baño en un restaurante, la respuesta del mesero fue: «Está ubicado en el piso superior, y solo se sube por la escalera.» Lo mismo ocurrió cuando quisieron ir al cine: el lugar no estaba preparado para recibir gente «diferente». ¡Ni mencionar los «malabares» que tuvieron que hacer para abordar el autobús!

Se confirmó lo que Adrián y Gabriel pensaban: esa área de la ciudad no facilitaba el acceso para personas como Felipe.

¿Qué ocurre donde vivimos? ¿Pueden las personas sordas, quienes padecen de ceguera, los que luchan con trastornos alimentarios como la obesidad, las mujeres embarazadas, los ancianos y la gente con minusvalía motriz acceder a los mismos lugares que los demás?

Pongámonos en su lugar y comencemos a ver la ciudad desde otra óptica. Investiguemos.

Elevemos propuestas a las autoridades. Ayudemos a la gente. No permitamos que la discriminación sea «normal.» ¡Que nuestro amor a Dios se vea reflejado en nuestro compromiso por construir una sociedad mejor!

Sumérgete: Qué bueno es saber que Dios no hace diferencias entre las personas. ¡Todos podemos acceder a él a través de la fe en Jesús!

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