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¡Qué difícil es perdonar!

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«Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.» (Marcos 11.25-26).

¡Qué difícil es perdonar a los demás!

Una palabra fuera de lugar, una mentira que alguien dijo, un golpe intencional mientras practicábamos deporte, un gesto provocativo que terminó en una pelea, la ausencia de nuestros amigos cuando más los necesitábamos, las burlas que sufrimos y así podríamos seguir aumentando la lista de cosas, momentos y palabras que nos han herido y hacen que parezca imposible perdonar a quien nos ofendió.

¡Pero Jesús nos enseña que debemos perdonar! Cuando sus seguidores le pidieron que les enseñara a hablar con Dios y a relacionarse con los demás, fue muy claro al decir que el perdón es muy importante para vivir bien, con un corazón libre de toda amargura.

¿Cómo perdonar a los demás cuando en realidad deseamos todo lo contrario?

  • Primero, no perdamos el tiempo recordando lo malo que nos han hecho. ¡La vida es más que eso!
  • Segundo, intentemos hablar con la persona que nos ofendió y digámosle qué nos hizo daño. ¡Quizás ni se haya dado cuenta!
  • Tercero, digámosle que a pesar del dolor que sentimos, preferimos perdonar, y que lo hacemos porque así como Dios nos perdona, nos ayuda a perdonar a quienes nos hayan ofendido.

Es difícil perdonar, pero no es imposible. Si el amor de Dios está en nuestro corazón seremos capaces de amar a los demás y practicar este hábito saludable para nuestra vida.

Sumérgete: Tal vez haya personas con quienes dejamos de hablar o relacionarnos por lo que nos han hecho. A pesar de lo que sintamos, pidámosle a Dios que nos ayude a perdonarlas y busquemos maneras de reconciliarnos.

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