Preparémonos para la carrera de la vida

Preparémonos para la carrera de la vida

«Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.» (Hechos 13.52).

Todo estaba preparado. La carrera comenzaría en pocos minutos y los competidores esperaban ansiosos la señal de largada. ¡Se habían preparado mucho para este evento internacional!

«Tres, dos uno… ¡largaron!» —dijo uno de los periodistas que relataba la carrera para un canal de televisión. Tan fuerte era el ruido de los motores que las gradas vibraban y la gente aplaudía de emoción. ¡Una fiesta para los amantes del automovilismo!

Pero unos minutos después, apenas a dos vueltas del inicio, uno de los vehículos se quedó en medio del camino y el piloto comenzó a pedir ayuda haciéndole señas a su equipo. ¿Qué había ocurrido? En ese momento nadie se imaginaba lo que todos sabrían más tarde: una falla en los instrumentos de control hizo que los técnicos creyeran que los niveles de combustible eran correctos, pero el coche salió sin la energía necesaria para realizar la carrera.

Cuando comenzamos a seguir a Jesús es como si empezáramos una carrera que durará toda la vida. Obtenemos el perdón de los pecados y sabemos que Dios nos ayudará en todo.

¡Cumplirá sus promesas! Nuestra responsabilidad, sin embargo, es cuidar que nuestro corazón tenga el combustible espiritual y las fuerzas necesarias para hacer todo lo que agrada a Dios.

Pidamos en oración que el Espíritu Santo llene nuestra vida. ¡Él nos dará las energías necesarias para triunfar!

Sumérgete: Amar, perdonar, orar, leer la Biblia solo con nuestra fuerza de voluntad, no alcanza. ¡Nos quedaremos a mitad de camino como el vehículo sin combustible! Pero si cada mañana nos llenamos de Dios, ¡disfrutaremos la vida abundante y victoriosa que solo él puede darnos!

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