«Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre.» (Salmos 125.1)

Cuando nos enteramos de alguna tragedia, sea por medio de los periódicos o los noticieros en la televisión, es interesante pensar cuál sería nuestra actitud si estuviésemos en el lugar de la persona perjudicada.
Por ejemplo, qué pasaría si…
- …una catástrofe natural arrasara con nuestro vecindario, destruyera nuestra casa y nuestros recuerdos.
- …una enfermedad terminal consumiera nuestros días, minutos y segundos.
- …nuestra libertad de expresión se viera coartada por un gobierno totalitario.
- …los ahorros que logramos ahorrar con muchísimo esfuerzo se evaporaran en manos de un estafador.
- …nuestro país se viera amenazado por otra nación de mayor poderío militar.
- …un ser querido muriera como víctima del vandalismo y la delincuencia.
Y así podríamos enumerar una larga lista de situaciones y problemas diarios que nos golpean y nos confrontan con una pregunta fundamental: ¿qué clase de persona somos?
Es cierto: nadie puede adivinar lo que pasará en el futuro. ¡Solo Dios lo sabe! Sin embargo, en el presente podemos tomar decisiones correctas y afirmar nuestra vida con los valores que harán de cada uno de nosotros personas capaces de superar toda circunstancia en la vida.
Cuando seguimos a Jesús, hablamos con Dios en oración y leemos la Biblia cada día, fortalecemos nuestro interior y ello nos ayuda a permanecer firmes en cada situación que debamos enfrentar. ¡Y eso nos permitirá disfrutar de una vida en plenitud!
Sumérgete: Miremos a nuestro alrededor, en especial a las personas que han logrado superar las adversidades. Descubramos qué características y virtudes les permitieron triunfar a pesar de todo. ¡Intentemos aprender de ellas e imitar su ejemplo!