Introducción
Si el pueblo de Dios pone primero su programa, su casa y su adoración, la presente pobreza y fracaso darán vía libre para una prosperidad bendita impulsada por la fidelidad al pacto de Dios.
Trasfondo
El tiempo de Hageo fue un tiempo de severa prueba de fe para el remanente que recientemente volvía del exilio.
Los nuevos habitantes de Jerusalén se preocupaban en construir mejores mansiones para ellos mismos y se olvidaban del templo de Dios. Constantes fracasos en las cosechas vinieron para advertirles sobre lo que habían hecho —o no hecho— y cómo habían pecado. En pocas palabras, se preocupaban por ellos solamente y no se acordaban de Dios.
Aquí vemos un claro llamado a renovar la casa de Dios. Él está llamando al compromiso, al trabajo, a la limpieza y a la confianza.
El propósito era estimular a los letárgicos expatriados a la reconstrucción del templo y a la organización de la vida de comunidad sobre la premisa de establecer prioridades espirituales.
- Llamado al compromiso (1.1-15)
- Rechazar las excusas (1.2)
- Restaurar prioridades (1.3-6)
- Involucramiento personal (1.7-12)
- Recibir la capacitación de Dios (1.13-14; 2.4-5)
—Dios despierta nuestro espíritu cuando nos volvemos a él.
Aquellos que le dan a Dios solo la sombra de lo que deben, nunca deben esperar de él una verdadera recompensa.
II. Llamado al trabajo (2.1-9)
- Presencia de Dios: fortalece (2.4 – Esfuérzate: Palabra hebrea repetida 3 veces)
- Poder de Dios: se mueve (2.6)
- Gloria de Dios: cae (2.7)
- Paz de Dios: viene (2.9)
III. Llamado a la limpieza (2.10-19)
- Reconocer la suciedad (2.10-14)
- Meditar en nuestros corazones (2.15-18)
- Comenzar a caminar (2.19)
Meditar sobre la importancia de vivir vidas santas para trabajar para Dios. Las cosas no están para ser hechas por el esfuerzo de un momento, sino por la preparación de muchos otros momentos en el pasado.
IV. Llamado a la confianza en el futuro (2.20-23)
- Porque somos protegidos por Dios (2.20-22)
- Porque somos tomados por Dios (2.23)
- Porque somos escogidos por Dios (2.23)
Nos convertirá en «activadores»
Dos veces en el primer capítulo (1.5 y 1.7), el profeta nos exhorta a meditar sobre nuestros caminos (hacia fuera) y dos veces en el segundo capítulo (2.15 y 2.18) nos exhorta a meditar en nuestro corazón (hacia dentro).
La palabra clave es meditar. Hay momentos donde debemos dedicarnos a pensar profundamente sobre los caminos que transitamos y las motivaciones que nos impulsan en cada cosa que hacemos.
V. Quién es el que llama
- Es un Dios de amor, que nos amó desde antes de la fundación del mundo y nos eligió para que le obedezcamos, le adoremos y le sirvamos de acuerdo a su plan.
- Es un Dios de gracia y misericordia que nos amó cuando aún éramos pecadores.
- Es un Dios que entregó a su propio Hijo para que seamos salvos a través de su sacrificio.
- Es un Dios que espera que le amemos y santifiquemos nuestras vidas.
Conclusión
A lo largo de estos dos capítulos del profeta Hageo, podemos estudiar varios elementos que nos ayudan a interpretar el plan de Dios para nuestras vidas.
- Dios nos muestra su camino y voluntad. Sin duda podremos ver que él es fiel a su pacto y sus promesas.
- Dios nos está llamando a renovar nuestras vidas para él.
- Dios está esperando por nuestra limpieza y por nuestro compromiso hacia su voluntad.
- Dios siempre espera que depositemos nuestra confianza inquebrantable en él.
- Dios espera que él sea nuestra prioridad. Que cada día pongamos nuestra confianza en él y que nos comprometamos a vivir el tipo de vida que él quiere que vivamos.