«Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová.No quitará el bien a los que andan en integridad.» (Salmos 84.11)

La vida se disfruta de una manera diferente cuando elegimos ser personas íntegras. Pero, ¿qué significa eso?
Oscar no se había preparado lo suficiente para el examen. Cuando tuvo la hoja delante, supo de inmediato que no sería capaz de contestar las preguntas. Por un instante se le ocurrió copiar las respuestas del examen de su compañero. Sin embargo, prefirió no hacerlo y entregó la hoja solo con lo que había logrado responder. Aunque sabía que reprobaría, prefirió ser íntegro antes que engañarse a sí mismo y al profesor.
José cometió una infracción de tránsito cuando circulaba por el centro de la ciudad. Un policía lo detuvo y le pidió la documentación personal y del vehículo. Por unos momentos pensó en la posibilidad de darle dinero al oficial para evitar la multa. Sin embargo, decidió que sería mejor ser sancionado por su error y no perder la integridad.
Mariela estaría sola durante todo el fin de semana. Sus padres habían salido de viaje y tenía la casa para hacer lo quisiera. Por unos minutos tuvo la intención de llamar a su novio e invitarlo para pasar un rato juntos, pero enseguida se dio cuenta de que aquello podría hacerlos caer en la tentación de tener relaciones sexuales. Decidió no hacerlo y comportarse como una mujer íntegra. ¡Salieron a pasear por la ciudad!
Esforcémonos por ser personas íntegras, que agradan a Dios con todo lo que dicen y hacen.
Sumérgete: Aunque mucha gente a nuestro alrededor prefiera la mentira antes que la verdad, la corrupción antes que la transparencia, el pecado antes que la santidad, ¡siempre decidamos obedecer a Dios en todo!