«Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte.»(Salmos 48.14)
Aquella tarde Mayra recibió una noticia muy triste, de esas que a nadie le gusta escuchar: Lucas, un antiguo compañero de estudios, había fallecido por culpa de una terrible enfermedad que poco a poco había deteriorado su salud.
La tristeza invadió el corazón de Mayra. ¡Tantos recuerdos! ¡Tantas experiencias compartidas!

Durante el servicio fúnebre, decenas de personas se acercaron al cementerio para acompañar a la familia y dar su último adiós. ¡Una mezcla de sentimientos llenó la emotiva despedida! El aprecio que Lucas se había ganado entre sus amigos, familiares y compañeros hizo que todos se lamentaran y lloraran por su partida.
«Algunas personas esperan que la vida les sonría», comentó durante la ceremonia el pastor de la iglesia a la que Lucas asistía. «Esperan que todo esté perfecto, que las cosas se arreglen y la alegría golpee la puerta de su vida para poder decir que son felices.» Y agregó: «Pero Lucas era de aquellos que se animan a sonreírle a la vida aún en medio de los problemas y dificultades, cultivando y poniendo en práctica una sencilla pero auténtica fe en Dios.»
¡Cuánta verdad! Porque es casi imposible evitar que los problemas y las dificultades vengan a nuestra vida, sin embargo es posible tener el control de nuestras actitudes, decidir de qué manera enfrentaremos cada situación.
¡Qué diferente se vive cada etapa de la vida cuando elegimos confiar en Dios de todo corazón!
Sumérgete: Descubramos la alegría que se experimenta al hablar con Dios cada día y dejar que él nos guíe en cada circunstancia y ocasión.