«Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.» (Efesios 2.19)

Cada persona tiene talentos y dones dados por Dios que le permiten realizar diversas tareas. Al compartir la misma fe en Jesús y desear que toda la gente conozca su amor, esas capacidades se unen y así logran resultados mucho más grandes de lo que alguna vez soñaron a nivel individual.
La iglesia es el ámbito en donde los seguidores de Jesús podemos crecer en amor, paciencia, bondad, fe y compasión, desarrollando una vida de comunión que se traduce en el servicio a Dios. Porque vivir como hermanos significa:
– Amar a los demás como a nosotros mismos.
– Preocuparnos por las necesidades de los demás.
– Perdonar y comprender a quienes nos hayan ofendido.
– Hablar con Dios en oración y pedirle que bendiga a cada persona.
– Aprender las enseñanzas de la Biblia y crecer en la fe.
– Compartir con un corazón dispuesto lo que hayamos recibido.
– Disfrutar la alegría de servir a nuestro prójimo.
En algunos pasajes, la Biblia se refiere a la iglesia como si se tratara de una familia. ¡Pues así debería funcionar! Un espacio en el que cada persona sienta la libertad de expresarse, recibir cariño y contención, y alimentarse de la palabra de Dios para crecer en todos los aspectos de su vida.
¡Sumémonos a la familia de la fe! ¡Celebremos junto a nuestros hermanos en Cristo!
Sumérgete: La iglesia es el ámbito en donde podremos crecer en la fe. ¿Somos ya parte de una comunidad de fe?