La Biblia en África
Las tierras de África y sus pueblos figuran de manera prominente en la historia bíblica, desde su principio hasta el tiempo de Jesucristo, y durante la era de la iglesia primitiva.
Por Philip A. Noss
El Antiguo Testamento menciona a los hijos de Ham, llamados Egipto y Put o Libia. Se cuenta que Abraham y Sara visitaron Egipto, que José fue vendido y llevado como esclavo a Egipto, que los israelitas pasaron una temporada en el territorio de Gosen, y que la reina de Sabá visitó al rey Salomón.
En el tiempo de Ester el Imperio persa se extendía desde India hasta Etiopía1, y cuando el rey Jerjes envió el mensaje a los judíos, primero de destrucción y después de salvación, ese mensaje fue traducido en todas las lenguas de su reino. El salmista canta: Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios (Sal 68.31 RVR).
El NT cuenta que José, María y el niño Jesús huyeron a Egipto; que Simón, el que ayudó a cargar la cruz de Jesús, era del territorio que hoy corresponde a Libia; y que un oficial etíope le pidió a Felipe que lo ayudara a entender las palabras del profeta Isaías.
No es de sorprendernos que existan tradiciones y prácticas en África semejantes a los relatos y costumbres del AT. En los bosques de Gabón existe un mito acerca de los habitantes de una aldea que intentaron encontrar a Dios colocando sus morteros uno encima del otro para llegar al cielo. Ese esfuerzo falló cuando, al acabárseles los morteros, alguien sacó un mortero de la base para colocarlo arriba y, toda la torre se vino abajo. Una leyenda de Venda en Sudáfrica cuenta su propio éxodo. En lugar de un arca, ese pueblo tenía un tambor sagrado llamado Ngoma Lungundu el cual los protegía y los defendía de sus enemigos. Los habitantes de Gbaya en Camerún cuentan una historia folclórica acerca de Wanto, su héroe tradicional, la cual es una adaptación de la historia del José bíblico. Sin embargo no se han encontrado en África evidencias de textos bíblicos procedentes de esos tiempos antiguos.
Traducción bíblica en la Biblia
El ejemplo más antiguo de traducción bíblica se encuentra en el libro de Nehemías 8.1-12, cuando Esdras y los levitas leyeron a los israelitas el Libro de la Ley y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura (RVR) o y lo traducían para que se entendiera claramente la lectura (DHH). Esta primera traducción de la Escritura fue dirigida a los israelitas mismos, a quienes pertenecían los libros que conocemos como el Pentateuco, y se hizo en Jerusalén, su propia ciudad Santa. Fue necesario interpretar las Escrituras para ellos porque ya no hablaban ni entendían el hebreo antiguo.
En el NT se encuentra el segundo ejemplo de traducción bíblica, la cual también ocurrió en Jerusalén. Era el día de la fiesta de Pentecostés, cuando se encontraban juntos muchos judíos procedentes de países diferentes, incluso de Egipto y de Cirene en Libia; los apóstoles les hablaron sobre las maravillas que Dios había hecho y todos estaban confusos porque cada uno les oía hablar en su propia lengua (Hch 2.1-13 RVR). En ese evento el milagro de las lenguas ocurrió para que los judíos de aquella generación pudieran escuchar el mensaje del evangelio en la lengua particular de cada uno; es decir, las lenguas de los países donde ellos vivían, que no era la lengua de los israelitas ancestrales.
Estos eventos quedaron claramente registrados: el primero en el AT y el segundo en el NT.
La primera traducción escrita de la Biblia hebrea
Algunos siglos antes del nacimiento de Jesucristo, vivía en Egipto una extensa comunidad judía, que ya no hablaban la lengua de sus ancestros. Hablaban griego, la lengua que se había establecido como la oficial en muchos de los países circunvecinos del mar Mediterráneo. En el siglo III a.C., el rey Tolemeo II de Egipto ordenó que las Escrituras hebreas fueran traducidas al griego. Se dice que él estaba personalmente interesado en la Ley de los Judíos o, por motivos políticos le interesaba que el Libro Sagrado de los judíos fuera traducido al griego. Cualquiera que fuera la razón, el trabajo de traducción se realizó en Egipto, en la ciudad de Alejandría, por mano de escribas judíos, los cuales fueron enviados por el sumo sacerdote de Jerusalén. De allí surgió la LXX.
La LXX marca el inicio de la tradición escrita de la traducción de la Biblia, fue aceptada por los judíos y usada, no solo en Egipto, sino también en otros lugares donde se hablaba la lengua griega. Posteriormente se convirtió en el texto del AT conocido en el tiempo de Jesús y usado por la iglesia primitiva en Palestina.
Las tempranas traducciones en el norte de África
En su etapa temprana, la iglesia cristiana se estableció a lo largo de la costa mediterránea del norte de África. Según la tradición, fue el apóstol Marcos quien llevó el cristianismo a Egipto y Libia. Hacia el 62 d.C. la primera iglesia cristiana fue fundada en Alejandría. Esta iglesia utilizó la Septuaginta, pero también dispuso de varios manuscritos primitivos del NT. Los fragmentos más antiguos del Evangelio de Juan datan de siglo II d.C. y fueron encontrados en Egipto.
La iglesia cristiana creció en Alejandría y se extendió hacia el sur, hacia los pueblos a lo largo del río Nilo, hasta que se convirtió en la iglesia de todo Egipto. Las Escrituras fueron traducidas a las lenguas egipcias, en fechas tan tempranas como fines del siglo II d.C. Hacia el 300 d.C. la Biblia completa se había traducido al sahídico (un dialecto del idioma copto —ambos ya extintos) que se hablaba en la región del Alto Egipto. Se tradujo a otros dialectos coptos como lo son el fayúmico, el akhmímioco y el egipcio medio. Hacia el siglo VI o VII se tradujo al dialecto bohaírico. Esta se convirtió en la versión oficial de la Biblia para la Iglesia Copta.
Entretanto, hacia el oeste, a lo largo de la costa del mar Mediterráneo del norte de África, en la tierra hoy conocida como Túnez, estaba la ciudad llamada Cartago, que había sido tomada por los romanos en el 146 d.C. A partir de entonces, muchos romanos fueron a vivir en ese territorio, y llevaron con ellos su lengua materna, el latín, que fue primeramente la lengua de la élite y llegó a convertirse en la lengua local para el comercio. Hacia fines del siglo II d.C. ya existía una comunidad cristiana en Cartago, y el latín pasó a ser la lengua de la iglesia. En este mismo tiempo surgieron muchas traducciones de la Biblia al latín. Algunas de estas se hicieron en Cartago, y una en particular se conoce como la traducción «Afra». La traducción de los libros del AT fue hecha a partir de la LXX. La traducción al latín de san Jerónimo, en el siglo V, llamada la Vulgata, se basó parcialmente en las más antiguas traducciones latinas del Norte de África. Sin embargo, no existe evidencia de que los cristianos de Cartago hubieran hecho traducciones al púnico, la lengua de la costa del norte de África usada para el comercio y la comunicación, antes de la llegada del latín, o al berberí, la lengua local del pueblo.
La traducción en Nubia y en Etiopía
El eunuco etíope a quien bautizó el diácono Felipe era de la tierra de Cus o Nubia. Además, se tienen datos de que el evangelio ya era predicado en Nubia desde principios del siglo III, pero el mayor crecimiento de la iglesia en esa región ocurrió a partir de los siglos V y VI. Los cristianos de ese lugar escribieron su lengua nubia usando el alfabeto griego y desarrollaron una importante literatura eclesiástica. Por lo menos partes de la Biblia fueron traducidas a su lengua en forma de leccionario y usaban el texto bíblico griego como su fuente. La iglesia floreció y se mantuvo pujante por varios siglos, pero gradualmente fue perdiendo su vigor, hasta que desapareció por ahí del siglo XVI debido a la influencia árabe e islámica.
Más al sur en donde ahora es Etiopía, las leyendas recuerdan la visita, citada en la Biblia, que la reina de Saba hizo al rey Salomón en Jerusalén. Después de su regreso a Saba, ella dio a luz un hijo producto de su unión con el rey Salomón. El joven príncipe fue a Jerusalén para recibir la educación apropiada y obtener la bendición de su padre. Cuando regresó a su hogar, él se convirtió en Menelik I, rey de Axum, la capital de Etiopía. La leyenda afirma que él llevó el Arca de la Alianza del templo de Jerusalén a Axum, donde se dice que permanece hasta hoy.
El cristianismo llegó a Etiopía en fechas muy tempranas. No se sabe cuándo se predicó por primera vez el evangelio en Axum, pero se cuenta que en el siglo IV, dos jóvenes varones provenientes de Siria, llamados Frumencio y Edesio, iban de viaje hacia la India. El barco en el que iban naufragó en el Mar Rojo, y los dos jóvenes fueron rescatados y llevados a la corte real de Axum. Allí se les dieron puestos de responsabilidad, que incluían la educación de los príncipes reales. Cuando cumplieron su trabajo los dejaron irse. Entonces Frumencio fue a ver al Patriarca copto de Alejandría para pedirle que enviara un obispo a Axum. El Patriarca consagró al mismo Frumencio como obispo y lo mandó de regreso a Etiopía.
Según algunas tradiciones, fue el obispo Frumencio quien inició la traducción de la Biblia al ge’ez, la lengua de los habitantes de Axum2. No obstante, hacia el año 500 d.C., grupos de monjes, procedentes de diversos países, llegaron a Etiopía. Un grupo es conocido como «Los nueve santos». El estilo de vida y las enseñanzas de ellos enfatizaban la santidad, y ellos construyeron iglesias y monasterios. Predomina la opinión de que fueron estos monjes quienes tradujeron la Biblia al ge’ez. Hacia el final del siglo VI la Biblia completa había sido traducida al ge’ez. Esa traducción se basó especialmente en la LXX, pero también muestra evidencia de influencia siríaca. La Biblia ge’ez contiene un total de 81 libros, 54 libros en el Antiguo Testamento y 27 en el NT.
La traducción de la Biblia en el sur del Sahara
A lo largo de la historia del desierto de Sahara no ha habido impedimento para transitar y comerciar en todas las direcciones, entre norte y sur, este y oeste. Incluso las influencias cristianas pudieron atravesar desde Nubia, a lo largo de la región de Sahel, hasta la región del actual país de Chad, el norte de Camerún y Nigeria. Sin embargo parece que la Biblia fue llevada a la región sur del Sahara hasta el final del siglo XV, cuando se inició la era de la actividad misionera en el Congo (que actualmente corresponde al país de Zaire). Si bien hubo traducciones arábicas tempranas en el norte de África, que datan del siglo XIII, estas no llegaron hasta los pueblos de África más allá del Sahara. Igualmente, la Biblia ge’ez no salió de las tierras altas de Etiopía.
Las más antiguas traducciones de textos bíblicos a lenguas africanas modernas se encuentran en manuales de catecismo. La primera publicación que se conoce en una lengua bantú se encontró en un catecismo en lengua kikongo, preparado por Cornelio Gomez; esta publicación fue hecha en Lisboa alrededor del año 1548.3 En 1624 un catecismo titulado Doutrina Christãa fue publicado por los sacerdotes jesuitas conocidos como los «Padres de Angola». En este catecismo la traducción en kikongo se puso entre las líneas del texto en portugués. Un sacerdote jesuita de Lisboa, llamado Fray Mateo Cardoso, fue el responsable de esta traducción.4
Otro catecismo en lengua bantú fue publicado en 1642. Este fue titulado Gentio de Angola y escrito en portugués y en la lengua kimbundu de Angola. También fue preparado por sacerdotes jesuitas —Francesco Pacconio y Antonio de Couto. El segundo nació en Angola y probablemente hablaba el kikongo desde su niñez y había aprendido el kimbundu. Este catecismo incluye textos de la Biblia como el padrenuestro, el «Ave María» y los Diez Mandamientos. En 1661 apareció la segunda edición de este catecismo publicado en Roma con una columna en latín además del texto en portugués y en kimbundu.
Traductores de la Biblia en África
La gran era de traducción y publicación de la Biblia en África no empezó sino hasta el siglo XIX. En 1816 el Evangelio de Marcos fue publicado en la lengua bullom de Sierra Leona. Este fue el primer libro de la Biblia publicado en una lengua africana moderna. El primer NT moderno fue el amhárico (lengua conocida también como amarinya o kuchumba) que apareció en 1829.5 Las primeras diez Biblias en lenguas africanas modernas fueron publicadas a lo largo de un período de casi cincuenta años, desde la Biblia en malgache en 1835 hasta la Biblia en zulú en 1883.
Cada traducción de la Biblia tiene su propia historia. Algunas han sido esencialmente el trabajo de un traductor, otras han sido el trabajo de equipos que se repartieron el trabajo o que trabajaron juntos; algunas han sido realizadas en un período relativamente breve, mientras que otras han tomado mucho tiempo.
Cuatro contemporáneos del siglo XIX pueden ser seleccionados como ejemplos de traductores de la era misionera. En el sur de África: Robert Moffat (1795-1883); en el oeste de África: Samuel Adjai Crowther (1810-1889), en el este de África: Johann Ludwig Krapf (1810-1881); y en el norte de África: Charles-Martial Allemand Lavigerie (1825-1892). Los cuatro compartieron la vocación de ayudar a la gente a aprender acerca de los grandiosos actos de Dios, a cada cual en su propia lengua, para que pudieran comprender el mensaje de la Buena Nueva y con alegría lo compartieran con otros pueblos del África.
Misionero y traductor laico
Robert Moffat es representante de la tradición de misioneros laicos, los cuales fueron numerosos e influyentes en la época de oro de la obra misionera en África. Él era escocés presbiteriano, y jardinero de oficio. Cuando decidió hacerse misionero, la Sociedad Misionera de Londres lo envió a África del Sur. Llegó en 1817 y fue enviado a trabajar un breve tiempo en el pueblo joi (el idioma se llama joe o joejoe) —pastores nómades del desierto Kalahari. En 1820, él y su esposa fueron enviados al territorio Kuruman, que corresponde actualmente a Botswana; allí vivieron y trabajaron como misioneros los siguientes cuarenta y seis años.
Al principio, Moffat usó intérpretes para comunicarse con la gente y predicó en holandés, que había aprendido en Cape Town. Pero luego vio la necesidad de aprender la lengua de la gente de Batswana para poder comunicarles el evangelio. Así empezó a aprender la lengua tswana o setswana (un dialecto del sotho o sesotho) y en 1826 publicó en esa lengua un catecismo; pero el año siguiente salió de su centro misionero en Kuruman para ir a vivir propiamente con la gente del pueblo durante dos meses. Después de esa intensa inmersión en la lengua, retomó su trabajo de traducción. En 1830 Moffat tradujo y publicó el Evangelio de Lucas. Este fue el primer libro de la Biblia publicado en una lengua bantú. En 1840 completó el NT, y en 1857 terminó toda la Biblia y la imprimió en la imprenta del centro misionero. Esta fue la primera Biblia en una lengua bantú y la tercera Biblia en una lengua africana moderna.
Moffat no era una persona muy cultivada académicamente, pero de forma autodidacta aprendió alemán y griego y estudió comentarios de la Biblia para realizar el trabajo de traducción de las Escrituras. No era lingüista, pero aprendió tswana antes de que existieran gramáticas y diccionarios de esa lengua. Después de haber traducido el NT, Moffat escribió acerca de la lengua tswana: «…la investigación me ha convencido de que esta lengua posee en sí misma una amplia fuente de palabras apropiadas para expresar con maravillosa claridad el lenguaje y significado de las Escrituras». Sobre sus emociones como traductor Moffat resumió: «Sentí que traducir el Libro de Dios es algo terriblemente pesado».6
Líder y traductor de la iglesia africana
Una segunda tradición en traducción bíblica la representa el obispo Africano Samuel Adjai Crowther, originario de Yoruba, territorio que hoy pertenece a Nigeria. A la edad de doce años fue tomado como esclavo y llevado hacia el continente americano en un barco portugués. El barco fue interceptado por un barco de guerra británico y todos los esclavos fueron liberados y llevados a Freetown en Sierra Leona. Allí fue donde ese joven empezó a conocer la fe cristiana; fue bautizado, y se convirtió en el primer estudiante del Fourah Bay College, la primera escuela secundaria en toda África. Crowther llegó a ser maestro y catequista anglicano, y en 1841 participó en una expedición al Níger en favor de la Sociedad Misionera Eclesiástica para explorar las posibilidades de trabajo misionero en los territorios a lo largo del río Níger. Esa expedición resultó ser un fracaso, así que Crowther regresó a Sierra Leona, y luego fue enviado a realizar estudios teológicos en Inglaterra. Eventualmente fue ordenado como el primer sacerdote africano de la Iglesia Anglicana.
Samuel Crowther regresó a Sierra Leona, y allí predicó el evangelio a los esclavos libertos de Yoruba en su propia lengua. En 1845 pudo volver a su tierra natal en Abeokuta, Nigeria, como parte de un equipo de tres misioneros: un inglés, un alemán y un yoruba, él mismo. Para la ocasión del bautismo de su madre, Crowther tradujo la liturgia bautismal a la lengua yoruba. Poco tiempo después, inició el trabajo de traducción de la Biblia. Empezó con la Epístola a los Romanos, siguió con el Evangelio de Lucas, luego el libro de Génesis y después el libro de Éxodo. Al principio trabajó solo; gradualmente incorporó a ayudantes y llegó a ser el supervisor del equipo de traductores integrado por yorubas y misioneros extranjeros. El NT yoruba fue publicado en 1862 y reeditado en 1865. La Biblia yoruba fue publicada en 1884.
Misionero, pastor y traductor
Johann Ludwig Krapf (1810), originario de Alemania, representa un tercer tipo de traductor: intelectual y preparado teológicamente. Desde niño se sintió llamado al trabajo misionero. Su preparación para el campo misionero incluyó estudios en un instituto de misiones y en la universidad. Fue ordenado ministro de la Iglesia Luterana, y en 1837 fue enviado a Etiopía por la Sociedad Misionera de la Iglesia Anglicana. Años más tarde, en reconocimiento por su trabajo de investigación sobre antiguos manuscritos en ge’ez, la Universidad de Tubinga le otorgó un título doctoral.
En el trayecto a Etiopía, Krapf se detuvo seis meses en El Cairo para estudiar árabe. Luego viajó al puerto de Massawa, en lo que hoy es el país de Eritrea. Ese fue un tiempo de agitación y descontento en Etiopía. Krapf se dedicó a estudiar ge’ez, la lengua ancestral de Etiopía que todavía es usada por la Iglesia Ortodoxa, y amhárico, la lengua de la gente local. Tan solo tres meses después de su llegada a Adwa, Krapf fue expulsado en medio de una pugna en la que el gobierno intentaba poner a los protestantes en contra de los católicos. Como consecuencia, Krapf se fue a Shoá, en la parte central de Etiopía. Allí también había gente conocida como los galla, o más apropiadamente los oromo. Krapf pensó que si ellos se convirtieran a la fe cristiana, podrían llevar el evangelio al interior de África. Él entonces empezó a aprender la lengua gaya u oroma y con la ayuda de un nativo llamado Birkius, tradujo los primeros cinco capítulos del Evangelio de Juan a esa lengua. Poco después hizo lo mismo con el Evangelio de Marcos.
En 1841 viajó a El Cairo para casarse. De camino, pasó por Malta para aprovisionarse de NT en amhárico y en ge’ez, y de Biblias en árabe, las cuales eran populares entre los sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa de Etiopía. Cuando intentó regresar a Etiopía con su esposa, el rey de Shoá se lo impidió. Como resultado, Krapf y su esposa se fueron al sur, primero a Aden, buscando otro camino para entrar al territorio de los Oromo, y finalmente a Mombasa en la costa oriental de África. Allí Krapf se propuso aprender la lengua suahili. Escribió una gramática y un diccionario, y tradujo el NT en borrador. También aprendió la lengua nyika, así se le llamaba en ese tiempo a la lengua kiduruma, y más adelante aprendió la lengua kamba (kikamba o kekamba), e hizo trabajos de traducción en ambas lenguas.
La meta principal de Krapf era llegar a Oromo. Él y Johannes Rebmann fueron los primeros europeos que reportaron el pico nevado del monte Kilimanjaro, y Krapf fue el primer europeo que vio las nieves del monte Kenia. No obstante, todo su esfuerzo por llegar hasta los Oromo falló. Escasamente dos meses después de su llegada a Mombasa, su esposa y su recién nacida hija murieron de malaria. Antes, en Etiopía, su primer bebé también había muerto. Finalmente en 1853 su propia salud lo hizo regresar a Alemania.
Krapf había intentado establecer una cadena de centros misioneros de este a oeste en África. Una cadena de centros que él llamó «La ruta de los apóstoles» desde Egipto hasta Etiopía; pero no lo logró como deseaba. Sin embargo, aún después de regresar a Alemania continuó sus estudios de lingüística y la traducción bíblica. Su trabajo ha sido vital en el desarrollo de las traducciones bíblicas en tras diferentes familias de lenguas africanas: la semítica con el amhárico y el ge’ez; la cusítica con el oromo; y la bantú con el kiduruma, el kamba y el suahili.
Krapf completó una revisión de la Biblia en amhárico (1873), y editó un NT en amhárico y ge’ez (1878). Sus traducciones al oromo fueron predecesoras de un NT que apareció en 1893 y una Biblia en 1899. En la lengua kikamba se publicó un NT en 1920 y una Biblia completa apareció finalmente en 1956. Su traducción del NT en el dialecto suahili de Mombasa nunca fue publicado, pero sirvió de base para la traducción del NT que hizo el obispo Edward Steere en 1883. Este fue el primer NT en una lengua africana. El trabajo de Krapf fue el comienzo de nueve traducciones sucesivas de la Biblia Suahili, desde la versión de Zanzibar en 1891 hasta la versión del Congo Oriental en 1999.
*****Busque la segunda parte de este artículo aquí: «Tradiciones en la traducción de la Biblia en África – Parte 2»
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Notas y comentarios
1El nombre Etiopía usado en los tiempos bíblicos no corresponde exactamente al país que hoy en día se conoce con ese nombre. En la Biblia, Cus o Etiopía se refiere de manera general al área geográfica ubicada al sur de Egipto, la cual abarca actualmente el sur de Egipto, el norte de Sudán, Eritrea y Etiopía.
2Ge’ez, también llamada lengua etíope, es una lengua semítica. Hoy en día ese pueblo habla el amhárico, una lengua estrechamente relacionada, pero el ge’ez continúa siendo la lengua oficial de la iglesia. El nombre ge’ez viene de Agazi, uno de los grupos étnicos de origen árabe del cual proviene el pueblo de Ge’ez. Se escribe en caracteres etíopes.
3Comunicación personal del Professor Jan Vansina, University of Wisconsin, 21 de marzo de 1998.
4Véase “Early Bantu Literature – The Age of Brusciotto” por C.M.Doke en C.M.Doke y D.T.Cole, Contributions to the History of Bantu Linguistics (Johannesburg: Witwatersrand University Press, 1969), 8-26.
5El primerísimo NT impreso en África fue en ge’ez en 1549.
6Citas de C.M.Doke, “Scripture Translation into Bantu Languages” in Contributions to the History of Bantu Linguistics (Johannesburg: Witwatersrand University Press, 1969), 111.