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Tradiciones en la traducción de la Biblia en África –Parte 2

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Líder de la iglesia y fundador de órdenes misioneras

La cuarta tradición en traducciones bíblicas presentes en África la representa el cardenal Charles Lavigerie. Aunque él mismo no fue traductor, sí produjo un importante y duradero impacto en el desarrollo de las traducciones bíblicas en África. Francés de nacimiento, Lavigerie llegó a ser uno de los grandes líderes del movimiento misionero católico del siglo diecinueve. En 1866 salió de Francia y se fue Argelia donde llegó a ser el arzobispo de Argelia. Tiempo después también llegó a ser el arzobispo de Cartago y poco después fue nombrado crdenal. Lavigerie se propuso revivir la iglesia cristiana que existió en otro tiempo en el norte de África. Su sueño era establecer un reino cristiano en el África ecuatorial, y Argelia sería la puerta de entrada al África.

Por Philip A. Noss

El cardenal Lavigerie fundó las órdenes de los Misioneros de África y de las Hermanas Misioneras de África. Los «Sacerdotes Blancos» y las «Monjas Blancas», como se les llamó comúnmente porque vestían hábitos blancos —estilo apropiado para el desierto—, trabajaron en los montes Atlas, en el Sahara, en el oeste de Sahel, y en la región del Gran Lago del África oriental. En las instrucciones que Lavigerie daba a los misioneros sacerdotes y monjas, él enfatizaba la importancia de respetar la cultura local.  Les insistía en que aprendieran la lengua local y que tomaran en cuenta las tradiciones orales. Cuando se encontraron con una lengua que no tenía forma escrita, él los animó a escribir la gramática y a publicar diccionarios. Solo después escribirían breves catecismos en esa lengua y harían la traducción de los Santos Evangelios. En 1869 Lavigerie ordenó la publicación del primer texto bíblico traducido a la lengua bereber. Se trataba de textos para uso litúrgico basados en los Evangelios y las Epístolas, traducidos por el sacerdote jesuita Jean-Baptiste Creuzat.

Tradiciones en la traducción de la Biblia en África – Parte 2

Los Sacerdotes Blancos llegaron a Zanzibar en 1878, y en 1913 publicaron una primera versión de los Evangelios y de los Hechos de los Apóstoles en el dialecto del Suahili propio de Zanzíbar (KiUnguja o suahili meridional). En Uganda se publicó en la lengua luganda o uganda (1891) un libro de Oraciones y un buen número de textos litúrgicos de los Evangelios. Entre 1894 y 96 se publicaron los Evangelios en luganda. Los Hechos de los Apóstoles se publicaron en 1905. La misma historia se repitió en todos los lugares de África donde ellos trabajaron. El impacto que el cardenal Lavigerie logró a través del trabajo misionero de los Sacerdotes Blancos y las Monjas Blancas continúa hasta el tiempo presente, especialmente en el campo de las traducciones bíblicas.

El trabajo de los cuatro pioneros enlistados aquí y el impacto que ellos causaron en la traducción de la Biblia en África sigue vivo hasta el día de hoy. Hacia fines del 2004, 158 lenguas africanas tenían la Biblia; 292 tenían el NT; y por lo menos alguna porción bíblica en otras 223 lenguas, y todas juntas representan un total de 673 lenguas.

Corrientes de traducción bíblica en África

La historia de las traducciones bíblicas en África puede dividirse en tres períodos: era bíblica y de la iglesia cristiana primitiva, era misionera, y era moderna.

Era bíblica y de la iglesia primitiva

Del mismo modo como las primeras traducciones bíblicas se hicieron oralmente, también los misioneros y los primeros cristianos africanos iniciaron la evangelización de África mediante la traducción oral de las Escrituras. Esta forma de traducción bíblica sigue siendo practicada por muchos predicadores cuando la Palabra de Dios no está disponible en la lengua de los oyentes. El predicador lee el texto de una Biblia publicada en una lengua mayoritaria y hace una traducción oral en la lengua local a medida que el sermón se va desarrollando.

La LXX y las primeras traducciones de la Biblia en la era cristiana surgieron en el contexto del crecimiento de la comunidad primitiva de los creyentes: primero lo hicieron los judíos en Alejandría, y más adelante los cristianos a lo largo de las tierras del Mediterráneo y del Oriente Medio.

Entre las primeras traducciones se destacan cuatro tradiciones: la LXX, la Vulgata, la Copta, y la Ortodoxa Etíope. El traductor bíblico moderno encuentra la LXX en muchas de las citas textuales del AT que hicieron los autores del NT.  Y algunas veces el traductor moderno tiene que enfrentar el dilema de cómo traducir esas citas textuales, porque con frecuencia difieren del texto en hebreo del AT.

La Vulgata Latina llegó a ser la versión oficial de la Biblia para la Iglesia Católica Romana, y por lo tanto fue la versión en la que se basaron los textos bíblicos usados para los primeros catecismos y leccionarios en lenguas africanas. Hasta el presente, cualquier traductor católico recibe todavía la influencia del trabajo de Jerónimo a través de la Vulgata.

La Biblia Copta y la Ortodoxa Etíope han sido versiones de menor influencia. La versión copta continúa siendo usada en los círculos litúrgicos de la Iglesia Copta y de modo similar la versión Etíope1 en la Iglesia Ortodoxa Etíope, pero ninguna de las dos ha sido traducida en otras lenguas africanas. Sin embargo, el sistema de escritura de la Biblia Etíope ha sido usado para escribir la Biblia en otras lenguas, como son el oromo y el tigrinya (del grupo tigray en el norte de Etiopía).

Era misionera

Pasaron aproximadamente mil años desde la aparición de las traducciones de la Biblia a las lenguas copta y ge’ez, hasta el comienzo de la era misionera. En este largo período hubo muy poca actividad en el campo de las traducciones bíblicas en África. Y fue en este tiempo cuando nació el Islam y se esparció por todo el norte de África.  Entretanto en Europa era el tiempo del Renacimiento, la Reforma y el surgimiento de la imprenta.

La expansión del Islam en África causó la desaparición de la iglesia cristiana en el norte de África, desde Alejandría, pasando por Libia hasta llegar a Cartago. También causó la desaparición de la iglesia cristiana en Nubia, y esto ejerció presión sobre la Iglesia Ortodoxa Etíope. Aunque hubo traducciones bíblicas al árabe desde el siglo IX hasta el siglo XIII, prácticamente no existieron otras en África durante todo ese tiempo.

 

Tradiciones en la traducción de la Biblia en África –Parte 2

 

No obstante, en Europa, las traducciones aumentaron considerablemente gracias a tres factores: las lenguas locales europeas crecían en importancia, el espíritu del Renacimiento ejercía su influencia, y los libros podían ser impresos en grandes cantidades. Los exploradores empezaron a circular por el globo, los mercaderes encontraron nuevas rutas al Asia y nuevos mercados en las Américas. Las naciones europeas empezaron a establecer imperios coloniales y en ese contexto surgió el movimiento religioso conocido como la «empresa misionera».

En 1804 algo ocurrió en Inglaterra que causó un profundo efecto en el trabajo de traducción y distribución de la Biblia, y fue la fundación de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Su misión principal era la de proveer Biblias en donde se necesitaran y en la lengua del pueblo receptor. Su visión era evangelística, a nivel global e interconfesional.  El movimiento de las Sociedades Bíblicas se extendió rápidamente a otros países. El trabajo de las Sociedades Bíblicas se inició en Etiopía en 1812, y en África del Sur se fundó una Sociedad Bíblica en 1820. Las difíciles y costosas tareas de imprimir y distribuir las Escrituras fueron facilitadas mediante los esfuerzos especiales de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y la Sociedad Bíblica Americana. La mayor parte de las tempranas traducciones bíblicas en África fueron publicadas por o con la ayuda de esas Sociedades Bíblicas.

Durante la mayor parte de la era misionera, los misioneros aprendieron las lenguas extranjeras, dieron forma escrita a aquellas lenguas que no la tenían, y se encargaron de los trabajos de traducción bíblica. Algunos hicieron todo el trabajo ellos mismos, y otros, como Johann Krapf, emplearon los servicios de hablantes nativos. Aunque muchos de los primeros misioneros conocían bien las lenguas bíblicas y estaban actualizados en los conocimientos de teología y lingüística de la época, no dominaban a fondo las lenguas nativas en las que realizaban sus trabajos de traducción.

Durante el último período de la era misionera, conforme crecieron las iglesias locales y aumentó el número de traductores nativos mejor entrenados, la balanza se inclinó en la otra dirección: los traductores cristianos de origen africano no solo llegaron a ser la mayoría, sino también más propiamente colegas de los misioneros en los equipos de traducción.

El movimiento de las Sociedades Bíblicas jugó un papel importante en el mejoramiento de la calidad de las traducciones bíblicas. En las décadas de 1950 y 1960, el Dr. Eugenio Nida de la Sociedad Bíblica Americana introdujo los más recientes descubrimientos en teoría lingüística y de las comunicaciones que incidían directamente en el campo de las traducciones bíblicas. Su énfasis se dirigió a la traducción clara del mensaje de la Biblia en el nivel de lenguaje del pueblo.

Tradiciones en la traducción de la Biblia en África –Parte 2
Dr. Naida (de frente) con equipo de traducción.

El Dr. Nida formó un equipo de consultores de traducción para enseñarles la teoría y la práctica de los métodos de traducción bíblica, y para ayudarles a preparar manuscritos bíblicos que luego serían publicados por las Sociedades Bíblicas. En África, los traductores se beneficiaron con los talleres de traducción ofrecidos por la Sociedad Bíblica. Y desde entonces cada manuscrito bíblico es examinado profesionalmente por miembros de las Sociedades Bíblicas Unidas antes de ser enviado a su publicación.

Era moderna

La era moderna de la traducción bíblica en África coincide con el momento en el que las naciones africanas se independizaban de los gobiernos coloniales. 1960 puede ser considerado como el año que marca el inicio de esta nueva era. Más o menos en ese mismo tiempo las iglesias africanas asumieron más y más su autonomía de las misiones fundadoras de origen europeo y norteamericano.

El trabajo de las dos Sociedades Bíblicas pioneras en África se caracterizó, también, por el establecimiento de las Sociedades Bíblicas nacionales. En 1961 se reconoció a la Sociedad Bíblica de Sudáfrica como organización separada de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. En el mismo año, la agencia bíblica Nigeria, adjunta a la Sociedad Bíblica se convirtió en la Sociedad Bíblica de África Occidental. Se abrieron agencias de las Sociedades Bíblicas en muchas de las recién naciones africanas, tales como Camerún, Sierra Leona, Ghana, Tanzania y Zambia, para mencionar solo algunas.

En el trabajo de traducción bíblica se incrementó la participación de personal totalmente africano. Aumentó el número de traductores africanos entrenados en el manejo de las lenguas bíblicas y de teología. Las Sociedades Bíblicas Unidas pudieron constituir un equipo de consultores tanto africanos como foráneos capaces de ayudar a los equipos de traducción de las iglesias africanas.

Durante la era misionera, usualmente se mantenían separadas las traducciones protestantes de las católicas. Si bien las Sociedades Bíblicas se iniciaron como un movimiento interconfesional, pronto pasó a ser mayormente protestante, y así se mantuvo a lo largo del siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX. El Concilio Vaticano II, con su énfasis sobre la importancia de las Escrituras, promovió un cambio dramático. Protestantes y católicos se dispusieron a una apertura mutua y esto fue más evidente en el terreno de la traducción bíblica. En 1967, representantes del Vaticano y de las Sociedades Bíblicas Unidas establecieron lineamientos para la realización de proyectos conjuntos de traducción bíblica, los cuales fueron publicados bajo el título de «Pautas para la cooperación interconfesional en la traducción de la Biblia». Desde entonces, se han publicado Biblias interconfesionales en chichewa, gbaya, ngbaka y suahili, y están en proceso otros muchos proyectos conjuntos.

Otras organizaciones dedicadas a la traducción bíblica se unieron al esfuerzo en África. La más notable fue «ILV», el acrónimo del Instituto Lingüístico de Verano. Ese Instituto constituyó la rama académica de los traductores bíblicos de Wycliffe, fundada dos décadas antes por William Cameron Townsend, para la traducción de las Sagradas Escrituras en América Latina. La meta del ILV ha sido proveer la Palabra de Dios a cada uno en su propia lengua, poniendo un énfasis especial en lenguas que han sido ignoradas, que no tienen forma escrita y que entonces carecen de alguna traducción de la Biblia.

En años recientes, el perfil del movimiento de traducción bíblica en África ha empezado a cambiar. Conforme han crecido y madurado las iglesias, el énfasis primordial que se le daba al NT ha pasado hacia el AT. Las antiguas traducciones de la Biblia están siendo sometidas a revisión y nuevas versiones se están preparando para remplazar eventualmente a las primeras que tendieron a ser más literales.

Otros acontecimientos merecen ser destacados. La primera Biblia de estudio en una lengua africana fue publicada en afrikáans por la Sociedad Bíblica de Sudáfrica en 1998. Están en proceso otras Biblias de estudio en suahili y en chichewa. Las Sociedades Bíblicas de Kenia y de Tanzania publicaron en 1998 la primera Biblia con concordancia en una lengua africana, el suahili. Una traducción especial para los sordos está siendo preparada por la Sociedad Bíblica de Sudáfrica.

Tradiciones en la traducción de la Biblia en África –Parte 2

La influencia de la traducción bíblica en África

Podemos hacer un recuento de la labor de traducción bíblica, pero el éxito no puede juzgarse solamente por el número de lenguas traducidas ni por el número de copias del NT y de Biblias que han sido distribuidas. Para el traductor bíblico, el impacto de la Biblia traducida se mide en la vida de los cristianos. No podemos hablar acerca de la traducción bíblica sin hablar acerca de la iglesia cristiana.

En el norte de África, donde se realizaron las primeras traducciones bíblicas, la iglesia cristiana primitiva desapareció. Esto fue lo que ocurrió en Alejandría y en Cartago, donde la Biblia no fue traducida a las lenguas locales, sino al griego y  al latín, que eran las lenguas de las comunidades extranjeras de aquel tiempo, las lenguas usadas para el comercio, no las lenguas usadas en la vida familiar. Sin embargo, en el ambiente rural de Egipto y en Etiopía, donde la Biblia fue traducida a la lengua del pueblo, la Iglesia se mantuvo y continúa viva hasta nuestros días. En Nubia, la iglesia cristiana primitiva ya no existe, pero logró sobrevivir más de un milenio.

La empresa misionera con su énfasis evangelístico reintrodujo en África la fe cristiana de una nueva manera. La primera enseñanza cristiana bien pudo haber llegado a través del latín o de alguna otra lengua europea, pero muy pronto se inició la traducción a lenguas africanas y pareció evidente que Dios habló a través de las lenguas y cultura africanas. En el Islam se retuvo Alá, el nombre árabe para Dios, con la convicción de que Alá se comunicó únicamente a través de la lengua arábica del Corán; en contraste la fe cristiana presentó a Dios a través de las palabras y términos de la lengua local. El nombre del Dios del AT fue traducido a los nombres que les daban los pueblos africanos.2

El teólogo John Mbiti, oriundo de Kenia, escribió: «Nada puede considerarse tan crucial o decisivo que la publicación de las Escrituras en la lengua nacional o local, después de la entrada del Evangelio»3. Otro keniata, J.N.K. Mugambi, agrega: «La Biblia es pivotal para el cristianismo africano. Es el libro más leído en el África tropical».

La influencia del traductor y del texto bíblico traducido se hace evidente de varias maneras. En primer lugar, esta influencia se manifiesta en la existencia misma de la iglesia cristiana a través de África. Las liturgias, los himnos y las oraciones de los adorantes son determinados en gran proporción por las elecciones de las palabras y expresiones de parte de los traductores.

En segundo lugar, la traducción bíblica influye porque establece la escritura de lenguas siguiendo un formato estandarizado. Frecuentemente, el trabajo de traducción implica la elaboración de textos de gramática y diccionarios. El obispo Samuel Crowther publicó un diccionario titulado A Vocabulary of the Yoruba Language el cual incluye una colección de más de 500 proverbios conocidos en la cultura yoruba. Las tradiciones literarias africanas yoruba y zulú son buenos ejemplos de la influencia ejercida por las traducciones bíblicas, comparables a la influencia de la Biblia King James («Rey Santiago») y la Biblia alemana de Lutero en el desarrollo de sus lenguas respectivas, el inglés y el alemán.

La tercera influencia puede observarse en el hecho de que la traducción de la Biblia afirma la lengua y la cultura del pueblo. A través de la Biblia, cada pueblo pasa a ocupar un lugar en la comunidad histórica global del «Pueblo del Libro». Ya no son comunidades aisladas sino miembros de la fraternidad de creyentes que han oído a Dios hablarles en su propia lengua, como les ocurrió en Jerusalén a los judíos procedentes de muchas naciones el día de Pentecostés.

Tradiciones en la traducción de la Biblia en África – Parte 2

Traducción bíblica para el África del mañana

Más de dos tercios de las lenguas de África todavía no tienen una traducción de la Biblia. Para hacerle frente a tal desafío, existen hoy en día en África más proyectos de traducción que en cualquier otro tiempo en toda la historia del continente. Al mismo tiempo, surge la interrogante sobre cuáles lenguas elegirán los pueblos de África para uso relevante en el futuro. Las lenguas internacionales mayoritarias, como el inglés, francés, portugués y árabe, parecen prometer más éxito a los jóvenes africanos contemporáneos. De igual modo las iglesias educan a sus futuros líderes en estas lenguas, mucho más que en las lenguas africanas locales y las regionales.

En algunas partes de África las lenguas pidgin (poco menos desarrolladas que las creoles o criollas) han continuado su desarrollo y son usadas más y más como lenguas autóctonas. Tal es el caso del inglés pidgin utilizado en las principales ciudades de Nigeria y Camerún. En las islas Seychelles, la lengua que todos hablan es el francés criollo conocido como seselwa. Más y más estas lenguas están siendo reconocidas como las lenguas del pueblo. Es por eso que el NT ha sido publicado en el criollo de Sierra Leona basado en el inglés, en el inglés pidgin de Camerún, en el francés criollo de las islas Seychelles; y la Biblia ha sido publicada en el portugués criollo (conocido como criolu) de Guinea-Bissau.

Otro esfuerzo por proveer las Escrituras en niveles de lenguaje apropiado es la versión en Francés Básico. Esta traducción se realizó por la iniciativa de la Sociedad Bíblica de Costa de Marfil. En esa Biblia se usa un vocabulario limitado a 5000 palabras, aproximadamente equivalentes al nivel de cuarto o quinto grados de educación primaria.

En los territorios donde los niveles de alfabetización son bajos y donde los hablantes de una determinada lengua suman solo algunas centenas o pocos miles, se hace necesario incrementar el uso del ancestral método bíblico: la transmisión oral. Muchas iglesias utilizan grabaciones de cinta magnética convencional (casetes) y auspician la transmisión de textos bíblicos a través de la radio. También se están desarrollando transmisiones y adaptaciones de video para la televisión.

En todo caso, la palabra escrita no debe quedar olvidada. Es cierto que se puede grabar toda la Biblia tanto en audio como en video, pero resulta caro y tiene la desventaja de que no favorece las dinámicas del estudio y de la enseñanza de la Biblia. En lugares donde más y más pueblos de África tienen la necesidad de usar más de una lengua en sus diversas actividades diarias, puede ser de utilidad la publicación de la Biblia en dos lenguas. Por ejemplo en el NT popular del África Oriental, aparecen en columnas paralelas la versión inglesa Good News Bible y la versión popular en suahili.

La Asamblea Mundial de las Sociedades Bíblicas Unidas, en 1996, habló acerca de la traducción de la Biblia como una tarea inconclusa. Quizá no sea posible traducir la Biblia a todas las 2000 lenguas de África. De todos modos el desafío de la traducción bíblica queda en espera de ser realizada, hasta que todos los pueblos de África puedan escuchar en sus propias lenguas el mensaje de los «actos portentosos» de Dios.

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Notas y referencias

1La Iglesia Ortodoxa de Etiopía tiene además un segundo canon de 81 libros (46 en el AT y 35 en el NT). Las SBU han publicado una traducción de la Biblia en amhárico para la Iglesia Ortodoxa Etíope con el canon de 54 libros en el AT y 27 en el NT (1962). 

2El nombre personal Yavé solo algunas veces fue adaptado de la palabra híbrida Jehová, en algunas de las primeras traducciones.  

3John Mbiti, Bible and Theology in African Christianity (Nairobi: Oxford University Press, 1986), 24.

4J.N.K. Mugambi, From Liberation to Reconstruction: African Christian theology after the Cold War (Nairobi: East African Educational Publishers Ltd., 1995), 142.

Bibliografía

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Mojola, Aloo Osotsi.  God Speaks in Our Languages – Bible Translation in East Africa.  Nairobi: The Bible Societies of Kenia, Tanzania and Uganda, 1999.

Isichei, Elizabeth.  A History of Christianity in Africa.  Grand Rapids: Eerdmans Publishing Company, 1995.

Robertson, Edwin H.  Taking the Word to the World: 50 Years of the United Bible Societies.  Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1996.

Sanneh, Lamin.  Translating the Message: The missionary impact on culture.  Maryknoll, New York: Orbis Books, 1989.

Schaaf, Ype.  On Their Way Rejoicing: The history and role of the Bible in Africa.  Carlisle, UK: The Paternoster Press, 1994.

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Stine, Philip C., ed.  Bible Translation and the Spread of the Church: The Last 200 Years.  Leiden: E.J. Brill, 1990.

Van Der Merwe, Gerrit E. “Translations (African Languages),” pp. 771-73 in The Oxford Companion to the Bible.  Ed. by Bruce M. Metzger and Michael D. Coogan.  Oxford: Oxford Univ. Press, 1993.

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