Traducción y teología II — Parte 3

Traducción y teología II — Parte 3

Análisis contextual de «tsedeq» en la RVR (español) y la KJV (inglés)

Sugerencias preliminares

Comenzaré afirmando una vez más que toda traducción es interpretación. Para que exista una traducción, un texto dado debe ser comprendido. Para comprender y entender se requiere interpretar. Esto significa que las decisiones y elecciones que forman parte de una traducción del texto bíblico tienen una influencia directa sobre la teología y sobre el «hacer teología». Nuestra preocupación en este trabajo tiene que ver con cuestiones de traducción, contextualización, cultura y teología. Con estos temas en mente quisiera ofrecer las siguientes sugerencias.

Por Esteban Voth

En primer lugar, sugiero que las pruebas presentadas tienen implicaciones pertinentes tanto para la manera en que la iglesia hace teología, como también para la manera en que esa teología se pone en práctica a través del discipulado en la iglesia. La iglesia evangélica en general, y particularmente la iglesia evangélica occidental, está marcada por una cosmovisión individualista. La ideología de discipulado se caracteriza por un énfasis muy pronunciado sobre la santidad, pureza, conducta moral y rectitud individual y personal. Este individualismo extremo tiende a promover teologías individuales que promueven el retraerse del «mundo real» y el cobijarse en lugares seguros donde la espiritualidad se mide primordialmente por un estado de rectitud, es decir, por un «ser recto».

Hace muchos años, Émile Durkheim, reconocido sociólogo, lanzó una advertencia al respecto. Señaló que la religión ocupaba un espacio cada vez más pequeño en la vida social. Originalmente, la religión jugaba un papel importante en todos los aspectos de la vida. Sin embargo, paulatinamente, el mundo político, el económico y el científico se fueron apartando de sus funciones religiosas. Durkheim afirma que

Dios, si es que nos podemos expresar de esta manera, que al principio estaba presente en todas las relaciones humanas, ahora se va retrayendo progresivamente, y abandona el mundo a los hombres y sus conflictos.1

La consecuencia de este fenómeno es que la religión se reduce a la vida privada de las personas. En términos evangélicos, se quita el poder transformador del evangelio del ámbito público y se reduce y se limita a una expresión privatizada.

 

Traducción y teología II — Parte 3

Como resultado de esta realidad, es necesario plantear lo siguiente, si es que como iglesia cristiana nos preocupa la contextualización del mensaje bíblico. Es urgente que la iglesia desprivatice la fe. Una manera de hacer esto en Latinoamérica es despojarnos de la cosmovisión individualista heredada de una teología eurocéntrica e incorporar el desafío comunitario presente en la comprensión bíblica de «justicia», que forma parte integral del significado de tsedeq y sus cognados. Si esto se hace realidad, las consecuencias serían por lo menos dos. La primera, un cambio de un estado pasivo, donde lo más importante es mi condición de rectitud personal, a una preocupación activa comunitaria, donde la vida de alianza afecta todos los ámbitos de las relaciones humanas. En vez de una espiritualidad estática con énfasis egocéntrico, avaro y etnocéntrico, surgiría una espiritualidad dinámica, generosa, imaginativa, preocupada por «el otro». Esto podría tener un impacto sobre todos los aspectos de la vida y desmantelaría la ideología escapista donde el supuesto mundo secular y el mundo espiritual siempre se mantienen separados. En vez de retraerse de «las necesidades modernas» del mundo, una comprensión más integral de tsedeq presentaría un desafío a la iglesia para que se entrometa en el mundo con un mensaje relevante de esperanza.

Traducción y teologia II Parte III

En segundo lugar, sugiero que puede aflorar un modelo de ministerio y liderazgo más horizontal y comunal. El paradigma individualista y privado del ministerio tiende a nutrir una teología de liderazgo muy jerárquica. Esta, a su vez, nutre deseos de autoengrandecimiento, de poder, y éxito que están bien plasmados en los valores mercantilistas y narcisistas de la sociedad en general. La sociedad no necesita que la iglesia tenga hambre y sed de poder, algo tan característico de la naturaleza humana. La sociedad necesita que la iglesia ofrezca una alternativa redentora basada en el hambre y sed de justicia.

Como segunda sugerencia, quisiera plantear que las «necesidades del mundo» serán tratadas con mucha más fidelidad por la iglesia si ella «entiende y abraza» los aspectos comunitarios de la justicia bíblica expresados por la familia de palabras asociadas a tsedeq.

Quisiera subrayar el término «entiende», porque sé muy bien que no basta con solo un cambio de palabras. No obstante, si en la KJV apareciera con más frecuencia la palabra «justicia», quizá la iglesia evangélica más rica del mundo «entendería» el mensaje y tomaría más en serio la demanda bíblica de seguir la justicia y de hacer justicia. Asimismo, si en la lectura de la RVR, la iglesia latinoamericana se despojara de la interpretación recibida de otros contextos y «entendiera» los alcances de tsedeq, entonces se abrirían las puertas para la formación de una iglesia más fiel. Esto también se lograría en parte matizando la traducción de tsedeq, para que no se repita en forma automática y descontextualizada la palabra «justicia» como única traducción.

Las necesidades del mundo en que vivimos son apabullantes. Realidades como el hambre, la opresión, la pobreza cada vez más deshumanizante, la injusticia, las relaciones quebradas, las familias destruidas, los desastres naturales, la violencia y muchas más nos ahogan en angustia y desesperanza. Muchas veces, la respuesta a estas realidades desde la postura de «rectitud» (righteousness) ha sido de indiferencia basada en la premisa de que uno no puede solucionar todos los problemas del mundo. En consecuencia, la espiritualidad privatizada se concentra en el desarrollo de la rectitud y el bienestar individual e ignora el llamado a ser «sal y luz» en este mundo. Pero, si la iglesia tomara en serio la preocupación comunal expresada por tsedeq, en la cual todo miembro de la comunidad humana tiene derecho a vivir digna y decentemente, entonces podría proclamarse una verdadera esperanza.

Presentaremos dos ejemplos de «necesidades de este mundo» para ilustrar lo que podría pasar si la iglesia abrazara la demanda de «hacer justicia». Y agrego, de pasada, que esta cuestión de «hacer justicia» es un mandato, no una opción. No queda a la libre elección del cristiano. «Hacer y practicar justicia» es evangelio (cf. Lc 4.18-19).

El vocablo «globalización» se ha revestido de varios significados. En el campo de la economía, los que tienen el poder económico se han aprovechado del concepto de «aldea global» y han impuesto un sistema de libre mercado que en Latinoamérica conocemos como neoliberalismo. Este sistema y cosmovisión parten de la suposición de que los mercados libres (que están libres de la intervención del gobierno de turno) pueden proveer la solución de los problemas que plantean las necesidades económicas y sociales del mundo. Esto ha desencadenado lo que en muchos países del supuesto «Tercer Mundo» se conoce como «capitalismo salvaje», en el cual no hay controles sobre la competencia feroz y mortal. Esta forma extrema de una economía de libre mercado ha sido analizada cuidadosamente por Ulrich Duchrow, y él ha llegado a la conclusión de que la consecuencia de este libertinaje económico esque la acumulación de dinero es ahora el parámetro absoluto e inmutable para toda decisión económica, social, ecológica y política. Ya no es simplemente una meta, sino un mecanismo concreto.2

Los resultados de este «mecanismo concreto», impuesto sobre el mundo por los que ostentan el poder económico, son que los no privilegiados, los pobres, los discapacitados, los ancianos y los niños del mundo viven en condiciones infrahumanas y son cada vez más vulnerables. Cuando la acumulación de riquezas llega a ser la preocupación más importante, todo lo demás va desapareciendo. El contexto del «saqueo global» clama por tsedeq. Esta realidad representa un colosal desafío para la iglesia. La iglesia debe proclamar una esperanza que toma en serio las demandas relacionales y comunales de tsedeq. La ausencia total de justicia ha creado un vacío enorme en la creación de Dios, que solo puede ser llenado por el pueblo de Dios si el pueblo realmente comprende y practica los significados de tsedeq.

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La opresión política y militar debe ser motivo de preocupación también de la iglesia. Hay muchas personas en EUA. y en otras partes del mundo que desconocen la existencia de un lugar en Fort Benning, Georgia, llamado «The US Army School of the Americas» (institución conocida en algunas partes de Latinoamérica como «La escuela de las Américas»). Esta escuela entrena a soldados latinoamericanos para el combate, para la lucha contra el narcotráfico y contra todo tipo de sublevación. Resulta más que interesante saber que el 90 % de la literatura en la biblioteca Amos de la Escuela de las Américas es literatura en español.3 También se sabe que graduados de esta infame institución han sido los responsables de los peores abusos contra los derechos humanos en Latinoamérica. He sido testigo de las atrocidades cometidas por el régimen militar en Argentina durante los años 1976-1983.4 Los dictadores argentinos Leopoldo Galtieri y Roberto Viola se entrenaron en la Escuela de las Américas y fueron partícipes de la matanza y desaparición de miles de seres humanos. Lo mismo es cierto de otros que se graduaron de esta escuela y que fueron responsables de terribles actos de violencia en Centroamérica.5 Muchos han luchado para que se cierre esta institución. 6Si la iglesia se vistiera con el manto de «justicia», podría levantar la voz a favor de los oprimidos y de los que sufren injusticias. Si en verdad los que nos llamamos seguidores de Jesús de Nazaret vamos a restaurar a «los sin voz y sin rostro», a los marginados, a los pisoteados, a los desfavorecidos, en fin, al ser humano, tendremos que ser agentes de justicia al igual que personas rectas, puras y santas. Y una manera de comenzar a serlo es comprendiendo y abrazando la riqueza de sentido del vocablo tsedeq y permitiendo que esa riqueza transforme nuestra conducta.7

Un breve relato nos servirá de conclusión:

Un rabino le preguntó a sus alumnos:
—¿Cuándo, al amanecer, se puede diferenciar la luz de las tinieblas?
Un alumno contestó:
—Cuando me puedo dar cuenta de la diferencia entre una cabra y un burro.
—No, –le contestó el rabino.
Otro alumno respondió:
—Cuando me puedo dar cuenta de la diferencia entre una palmera y una higuera.
—No, –contestó nuevamente el rabino.
Entonces los alumnos lo presionaron y le preguntaron:
—¿Cuál es, pues, la respuesta?
Y contestó el rabino:
—Cuando mires el rostro de cada hombre y de cada mujer y veas en ellos a tu hermano y a tu hermana. Solo en ese momento has visto la luz. Todo lo demás es tinieblas.8

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Notas y referencias

1Émile Durkheim, De la división del trabajo social (Buenos Aires: Schapire, 1967), pp. 145-146.
2Ulrich Duchrow, Alternatives to Global Capitalism: Drawn from Biblical History, Designed for Political Action (Utrecht: International Books, 1995), p. 71. Véase también, Jeremy Brecher y Tim Costello, Global Village or Global Pillage, 2ª edición (Massachesetts: South End Press, 1998); Wes Howard-Brook y Anthony Gwyther, Unveiling Empire (Maryknoll: Orbis Books, 1999).
3Véase la información en Consultado el 3 de febrero del año 2000.
4Para un informe detallado acerca de estas atrocidades, véase Nunca Más, Informe de la Comisión nacional sobre la desaparición de personas (Buenos Aires: EUDEBA, 1984).
5Para un informe detallado, véase Consultado el 2 de febrero del año 2000. Para leer sobre el debate acerca de si se debe continuar con esta institución o no, véase Consultado el 3 de febrero del año 2000. Es importante señalar que el secretario de la infantería Louis Caldera está intentando hacer cambios significativos en la escuela. Caldera argumenta que la escuela sigue siendo estratégicamente importante y puede cumplir un papel decisivo en el control del narcotráfico. Véase el debate entre Louis Caldera y otros políticos de EE.UU.
6Recientes informaciones publicadas en los medios de comunicación indican que, finalmente, se cerró la institución llamada «The U.S. Army School of the Americas».

7Nos enfrentamos con el mismo problema en el NT con la traducción de dikaios, dikaiosyne. Véase el excelente análisis ofrecido por C. H. Dodd, «Some Problems of New Testament Translation», The Bible Translator 13 (July 1962), p. 157; David Bosch, Transforming Mission (Maryknoll: Orbis Books, 1991), pp. 70-73; 400-408. Michael H. Crosby, Spirituality of the Beatitudes (Maryknoll: Orbis Books, 1982), pp. 118-139; Elsa Tamez, The Amnesty of Grace : Justification by Faith from a Latin American Perspective, traducido por Sharon Ringe (Nashville: Abingdon Press, 1993). Aunque el problema ha sido identificado y tratado con seriedad y cuidado, las traducciones modernas del NT al inglés no han querido ir contra la «tradición» y en su mayoría han elegido «rectitud»/«justificación» («righteousness»/«justification») para traducir las palabras griegas en cuestión.
8Citado en Johann C. Arnold, Seeking Peace (Farmington: The Plough Publishing House, 1998), p. 103.

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