«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.» (2 Timoteo 1.7)

¡La timidez es una de las principales barreras para lograr buenas relaciones! Impide que la gente se muestre tal cual es y de esa forma se frena el desarrollo emocional y espiritual que Dios desea darle.
Si somos personas tímidas, sigamos estos consejos que nos ayudarán a triunfar:
1) Entreguémosle a Dios nuestras preocupaciones y ansiedades. Pidámosle que nos ayude y nos provea las fuerzas necesarias para superar toda limitación.
2) Comencemos con personas conocidas. Busquemos gente de nuestra confianza y practiquemos diversas maneras de comunicación: mirar a los ojos cuando nos hablen, hacer preguntas y comentarios…
3) Preparémonos para las situaciones de mayor timidez. Ensayemos lo que diremos en una llamada telefónica, escribamos la presentación que haremos frente a nuestros compañeros, imaginemos cómo serán las situaciones que enfrentaremos…
4) Consideremos que los demás son seres humanos como nosotros. Más allá de los títulos o rótulos que la gente suele utilizar, recordemos que todos tienen las mismas necesidades y que, en definitiva, todos somos iguales a los ojos de Dios.
5) ¡Animémonos a vencer! A medida que nos esforcemos y decidamos superar nuestros complejos, lograremos cambios en nuestra manera de ser que nos ayudarán a relacionarnos mejor con los demás y alcanzar nuestros objetivos.
Sobre todo, en ningún momento bajemos los brazos ni permitamos que otros nos desanimen. ¡Dios nos dará la capacidad para triunfar y conseguir la victoria!
Sumérgete: No escondamos los complejos, sino pongámoslos delante de Dios en oración. Él nos ayudará a reemplazar lo que nos estorba con su amor, seguridad y confianza.
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